Capítulo LXVI: ¿Quién soy yo? - ¿Dónde está Ómicron?

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      Al otro lado del portal sólo encontraron sorpresas. Un mal presentimiento se apoderó de cada uno. No había ninguna razón para aparecer directamente dentro de un refugio cuyas puertas estaban cerradas a cal y canto. Las luces apagadas. El silencio absoluto. Ninguna señal de que el refugio fuera realmente un sitio capaz de hacerlos sentir protegidos.

El frío que hacía no auguraba nada bueno.

No hubo bienvenida. Y la falta de una vista a lo que les esperaba afuera sólo aumentaba la sensación de que algo terriblemente oscuro tenía que estar esperándolos.

Lelouch fue el primer en dar un paso al frente. Su Geass y el de Nene iluminaron un poco la oscuridad, como la luz que brotaba de los Emblemas de Mimi, Kira y Katsura. La mirada recelosa del príncipe hizo juego con la forma en que su amada empuñó su arma, sólo por si acaso.

—¿Realmente estamos en la Tierra Brillo? —dijo Airu.

—Una cosa es segura —respondió Kira—. No estuvimos antes en este refugio.

—Tal vez Ómicron ha hecho que aparezcamos justamente aquí —dijo Yuu—. Aunque eso no explica que este lugar esté tan oscuro.

—Me da escalofríos —dijo Katsura—. Algo aquí no está nada bien.

Lelouch suspiró.

—Enciendan las luces —dijo, con la voz de Zero—. Lleven a Taiki a un dormitorio. Manténganse alerta.

Todos asintieron.

Para Taichi no fue agradable que la electricidad volviera gracias a Tentomon. Fulminó al Digimon con la mirada y se cruzó de brazos, a pesar de que a Izzy no le agradó aquello.

El grupo se dividió para llevar a Taiki a un sitio tranquilo. Lelouch permaneció en el mismo lugar, con la única compañía de quienes eran más leales a él. Nene, Nunally, Milly, Suzaku y Kira. Tagiru y Yuu lo habrían acompañado, de no haber sido porque siguieron a Kiriha como una sombra.

Labramon saltó a los brazos de Nunally. Olfateaba sin parar, aún así.

Los Protectores observaban al grupo, en silencio y atentos a cada palabra.

—No hay nadie vivo en este lugar... —dijo Labramon.

—Las puertas no deberían estar cerradas por dentro —dijo Milly—. Se suponía que Delta y los otros Protectores estarían en contacto con Lloyd y Suzaku para ayudarles a llegar al Campo del Infierno... Pero el paso del tiempo en este mundo es tan distinto... Este refugio puede haber sido abandonado hace mucho tiempo.

—Ómicron debe estar en alguna parte —dijo Nene—. Aunque... Yuu tiene razón. Eso no explica todo esto.

Como respuesta, Kira tuvo una idea. Tomó su DigiLector y presionó uno de los botones. Un mapa se desplegó ante sus ojos. La Tierra Brillo parecía estar intacta. El castillo del último Señor Demonio estaba señalando en el extremo opuesto del punto donde ellos estaban. Vio las señales de cada uno de sus amigos, así como de los Protectores. No había señales desconocidas. El mapa estaba plagado de puntos enemigos.

Y tampoco había ninguna señal que pudiera pertenecerle a Ómicron.

—Esto no está bien... —dijo Kira—. Estamos sitiados. Y dudo que el último Señor Demonio no sepa que ya estamos aquí... ¿Qué haremos ahora?

—No valdrá la pena encontrar a Ómicron —dijo Nunally con timidez—. Tendríamos que salir, y estoy segura de que no sobreviviríamos.

—Pero tampoco podemos quedarnos aquí —dijo Nene.

Nene de la RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora