- ¡Que calor hace!-exclamé yo estirada encima del flotador.
- Quizás si te bañaras no te estarías achicharrado- contesó él nadando hasta donde yo estaba.
- No no no lo hagas ¡ahhhh!- grité yo pero ya era muy tarde. Me tiró al agua- ¿Por qué lo has hecho?
- Tienes calor, estás en una piscina. ¡Yo solo te he ayudado a encontrar tu camino!- contesta él haciéndose el héroe.
- Gracias pero creo que yo podía tomar la decisión sola. ¡Ahora tengo frío! El agua está congelada.
- ¡El agua moja y el fuego quema! Lo sé es increíble, te dejo unos minutos para que lo asimiles- se rió mientras me salpicaba.
- ¡Oh, desearás no haber hecho eso Einstein!- le contesté yo mojándolo aún más. Y así se inició otra pelea de las nuestras.
***
Lo odio. No no, esta vez lo juro. Se ha encerrado en su habitación con Keira, obviamente, y me han dejado sola. En la piscina vale, pero ahora es demasiado. No solo no me han hablado en toda la comida, sino que ahora me han abandonado a mi suerte en medio de una charla de sobremesa de nuestros padres. Ahora debía pensar en una escusa para salir de ahí de una forma elegante.
- Tengo que ir al baño - digo yo de repente.
- De acuerdo, pues ves nadie te lo va a impedir cielo - me contesta mi padre con humor y un poco extrañado por mi comentario. Justo en ese momento aparece Max.
- ¡Ay! Me acuerdo cuando estos dos eran unos críos,¿te acuerdas Jay?- pregunta su madre nostálgica al padre de Max. De repente, se da cuenta de lo incómodo de era ese tema para nosotros. - Pero no os preocupéis, ahora sois mayores y no hablaremos de...
- ¿Os acordáis cuando, sin querer, Sherlyn entró en el baño cuando estaba Max?- pregunta entre risas Jay.
Todos los adultos se han empezado a reír y nosotros nos hemos mirado, avergonzados, mutuamente, intentando trazar un plan de escape. Al final, decido recurrir de nuevo a mi habilidad. Si, ya misma que no me ha funcionado al principio y que aún lo ha liado todo más, pero a veces funciona y otras muchas no. Antes de que mencionen otro de nuestros numerosos recuerdos, decido decir algo:
- ¿Max, me puedes dejar la Nintendo un rato porfa?- Le pido mientras me levanto de la silla.
- Vale, ven que te la doy- me contesta siguiéndome la corriente. Los dos salimos de la habitación bastante incómodos .Y justo cuando cerramos la puerta del comedor, oímos a nuestros padres reírse, ya que habían notado lo incómodos que estábamos. A mí al menos no me hace nada de gracia.
- Suerte que no han hablado sobre cuando éramos pequeños, porque hubiera sido bastante incómodo.- me dice sonriendo mientras va andando hasta su habitación. Yo también sonrío pero no digo nada más.
- ¿Dónde está Keira? - le pregunto mientras cierra la puerta.
- Una amiga le ha llamado diciendo que su novio la ha engañado con otra y se ha ido.- me contesta mientras busca la consola por los cajones de la mesa. No disimulo bien mi sonrisa y él se percata.- vale, me lo dijiste desde el principio y te ignoré pero tampoco hace falta chulear.- me dice devolviéndome la sonrisa. Yo agacho la cabeza feliz porque se lo haya tomado tan bien.
- ¿Cómo te has dado cuenta?-pregunto, aunque me arrepiento segundos después- da igual no hace falta...
- Grita mucho- me contesta ya con la consola en las manos.- Me sorprende que no la hayáis oído desde el comedor.
Nos quedamos unos segundos en silencio, no sabíamos que decir para no pifiarla ,en mi caso claro, y él mirando hacia abajo sin importarle el silencio.
- Ya se ha encendido- me dice sin apartar los ojos de la pantalla. Yo, me siento a su lado en el borde de la cama, como siempre hacía.
- Si planeas volverte a caer, por favor avísame para tener la cámara preparada- me dice riéndose y por primera vez, desde que habíamos entrado a su habitación, me miró a los ojos. Aún los sigue teniendo de ese color tan claro, tan dulce No puedo replicarle. Las palabras no salen de mis labios, me quedo paralizada.De repente noto su mano su mano rodeándome el hombro haciendo que yo me acercara. Nos quedamos unos segundos así hasta que en mi mente apareció lo que durante tanto tiempo había querido decirle:- Tengo el chip del juego en el establo- digo yo rompiendo ese maravilloso silencio, y arrepintiéndome en el mismo momento que hablaba de haberlo echo.
- Ya no me interesan esas cosas, hace ya tiempo-me contesta indiferente.
- No me lo creo- le replicó yo cruzándo las piernas encima de la cama.- Te vuelvo a repetir que está mañana te has delatado.
- De acuerdo, ya no tanto como antes, ¡pero a ti antes te encantaban!- me contesta sonriendo
- Bueno, nunca tanto como a tí, por eso empezé, yo tampoco tuve mucho interés, pero me gustaba hablar contigo.- contesto yo jugando con el borde de la manta.
- Vaya, creo que nunca alguien a hecho esto por mi- dice sonriendo con tristeza.
-Max, tienes mucho que ofrecer. No te preocupes todo llegará-le contesto yo devolviéndole la sonrisa.
Y le perdoné, otra vez.
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Diario de una gamer
Roman d'amourLos chicos, hombres, sexo opuesto, macho ibérico o simplemente "ese". Pueden parecer estúpidos la verdad MUY estúpidos, cabeza huecas y ridículamente guapos. Mierda ya me he vuelto a desviar. ¿Hasta que punto pueden ellos cambiar por ti ? Me refiero...