---Un sorprendente perdón ---

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Me fui de ahí para evitar problemas, la verdad no merecía que absolutamente nadie me trate mal y menos de la forma de que ella lo había hecho. Seguramente se creyó superior por un momento, los golpes no eran mi estilo eso era más de Olivia. No pensaba que las personas podían cambiar tanto, creo que nunca nos habíamos peleado y estoy segura que nunca le había dicho una sola palabra con bronca. Luego de eso estaba segura de que no quería ver más a  Olivia, aunque si faltase rompería la promesa que le hice a Astrid, de todos modos me largue de ahí.

Hacia dos cuadras estaba la parada del colectivo,  esa parada es en la que habituó volver a casa, mía o la de Astrid. Enfrente estaba el bar donde me encontré a Demían, pensé por dos segundos en ir pero tenía una cierta incertidumbre e impotencia en ir a otro lugar. Subí, y me senté en el fondo donde también habituó y saque mi teléfono que me marcaba un mensaje de Astrid que decía “¿dónde estás? Mía, me tenes preocupada” Era obvio que no le contestaría.  Me puse a jugar al Pou entretenidamente, alimentándolo y viendo su estado de abandono totalmente deplorable, al fin y al cabo llegue. Baje del colectivo, camine un par de cuadras y llegue, ¿A dónde? A un lugar muy especial, a mi lugar.

Una pequeña cabaña llena de recuerdos realmente extraordinarios, toda la entrada llena de hojas del frio otoño, subí las escaleras, pasaba por cada habitación y los recuerdos que simplemente aparecían en mi mente.

 

 

 Recorrer una hermosa casa con lágrimas en los ojos, no es precisamente admirable. No aguantaba estar ahí y además sola  iba a la puerta.

-demonios- Grite tropezando con una pequeña cajonera, Tirando todo lo que tenía afuera tanto como adentro, rompiendo ese pequeño silencio que había en ese lugar. Apoye mis rodillas en el tétrico piso de madera para recoger lo que había tirado, solo eran  fotos, fotos mías y de Olivia esparcidas por todo el piso. De repente Se abre la puerta de entrada pegándome en la frente desmedidamente agresiva.

 Cuando recupere esa cierta visibilidad,  vi  que la que había entrado era Olivia agarro mi brazo levantándome del piso, sin decir una palabra. Sus ojos estaban rojos al igual que los míos, su cabello estaba totalmente desalineado, su ropa desordenada y arrugada, que digamos no se la veía muy bien.

-¿qué haces acá?- digo Olivia sentada el piso, mientras yo juntaba las fotos del piso.

-supongo… que lo mismo que vos-dije mirándola fijo a sus ojos casi amarillos, y con una cierta duda

-te olvidaste de este lugar mucho tiempo y no entiendo que haces acá-dijo con la vos cebrada conteniendo las lágrimas, odiaba verla así. Sentía esa angustia mezclada con enojo, pero más que nada miedo, miedo de el momento de cual estaba en mi vida, al igual que lo  tenía cuando mi padre murió. Solo que ahora había perdido a mi madre y estaba a punto de perder a mi “mejor amiga”. Y si no era ahora o no sería nunca, nuestra jactancia y orgullo no nos permitiría, según muchas personas es “nuestro gran defecto”.

-perdón-. Esa sola palabra me costó sacar de mi boca, yo disculpándome era  algo casi imposible. Las lágrimas querían salir a toda costa, las contuve todo lo que pude esa angustia era más y más insoportable.

-¿Enserio?-pregunto Olivia levantado sus cejas  realmente sorprendida.

-¿te estas disculpando?- añadió aún más sorprendida con un tono amargo.

-No Lo compliques-. Dije casi encrespada.

El extraño silencio nos invadió ese lugar era mágico, estar hay luego de dos años  era raro, pero aun lo sentía propio me sorprendió que este igual hasta los más pequeños detalles seguían hay.

-y… ¿Me Perdonaras?- pregunte afligiendo mis palabras y escuchándolas mortificándose en un dulce tono.

-Claro-.sus lágrimas empezaron a caer tras un dulce y tierno  abrazo, bruscamente se paró en un desequilibrio muy inestable. Mientras yo seguía sentada en el piso abrió la puerta de la cabaña y salió al patio donde las hojas secas de otoño molestaban a cada paso, las lágrimas de Olivia no dejaban de caer y su respiración se oía agitada, no sabía cómo calmarla, la niebla del lugar creaba un ambiente escalofriante.

-Hey- le grite a Olivia pareció no escucharme o simplemente me ignoro desapareció en la neblina fui tras ella sin poder ver nada, pero aun así cada uno de mis pasos era regidos y firmes. Tremendamente asustada, mi pelo segaba mi vista más la niebla estaba perdida.

-Olivia- gritaba todo lo que podía en un momento la garganta me empezó a arder hasta que me quede afónica. Luego de dos segundo asustada en  medio de la niebla sin ver nada mis pies chocaron con algo, no era algo, era Olivia en ese momento me asuste todo era raro, no tenía fuerzas para alzarla y no sabía qué hacer, lo único que pude hacer fue sacar mi teléfono y llamar a Astrid.

Luego de que ya había pedido ayuda y haberle explicado lo que había pasado a Astrid arrastre a Olivia fuera de la neblina.

Mis malditos pensamientos y las preguntas invadían mi mente, Astrid ya estaba en camino y Olivia seguía desmallad.

De pronto escuche la típica bocina de Astrid, Astrid empezó a gritar mi nombre y le contestaba con una

- ¡Aquí!- Astrid atravesó toda la niebla y juntas alzamos el desmallado cuerpo de Olivia.

Cuando íbamos en el auto, Olivia se despertó muy aturdida y sobresaltada.

Olivia estaba totalmente inestable. Las preguntas empezaron a salir rápidamente de mi boca

-¿Estás bien? ¿Qué paso?-

-basta- me grito Astrid casi enojada-.

-No vez que esta aturdida- añadió

-no me grites – le resalte demandante a Astrid.

Astrid casi siempre tenía esa cara dulce alegre y divertida, pero en ese momento parecía alguien totalmente diferente tal vez era la presión de encargarse de una adolecente rebelde que hacia lo que quería, con tan solo 16 años, creo que nadie se había dado cuenta que dentro de dos semanas seria mi cumpleaños y tendría 17 pero eso a ¿a quién le importaba? ¿No?

Olivia trato de pararse pero Astrid la detuvo

-Ayúdame-dijo Astrid mirándome a los ojos tratando de levantar a Olivia  la mire fijo a sus ojos celestes y me levante para ayudarla. Olivia sí que estaba pesada y más sus nuevos zapatos con plataformas.

La llevamos a la habitación de Astrid la dejamos descansar .fui a fuera por un largo tiempo pensando el extraño suceso de este maldito día, resumido.

Una loca en un tren me dio drogas que Olivia vio tuvimos una discusión muy grave. Viaje media hora para ir a un lugar donde me encontré a Olivia Casualidad O desino,

Nos perdonamos Olivia se desmallo al parecer de la nada Astrid y yo nos gritamos y ahora estoy sola en un oscuro patio pensando y viendo las estrellas.

Hasta mis suspiros eran lastimosos

 

¿Existe el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora