Capítulo XI/ La confesión

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(A la mañana siguiente, MARTA se encuentra sola en la casa, ya que PEDRO no está).
M: Qué ganas tengo de largarme. Todos los vecinos nos odian. Ya estoy harta de éste sitio. Estoy por romper la...
(Alguien llama a la puerta...).
M: ¿Quién diantres será?
C: (tartamudeando) Ho...ho...hola...
M: ¡Carla! ¿Qué haces aquí? ¡Qué narices quieres!
C: Que... Quería decirte una cosa.
M: ¿El qué?
(CARLA se pone a llorar desconsolada)
C: ¡LO SIENTO MUCHÍSIMO POR EL GRITO!
M: ¿Por el grito?
C: ¡¡¡SÍII!!! ¡PERDONARNOS!
M: No pasa nada, pero tendremos que pagar la multa de todas formas.
C: ¡Pero si NO es tu culpa, es nuestra!
M: Lo sé, pero bueno. ¡Qué le vamos a hacer!
C: ¡Y TODO FUE POR CULPA DE UNA MALDITA SERIE DE TELEVISIÓN!
M: ¡No grites! Pedro y yo te perdonamos, pero habrá que pagar la multa.
C: No, ¡no! Te ayudaremos a ti y a tu marido para que podáis salir de ésta.
M: Bueno... ¡Vale!
(CARLA se abraza con MARTA).
C: Voy a llamar a todos los vecinos, y contarles que Florentino se está pasando de la raya.
M: Pero, ¿acaso has hablado con él?
C: No, pero no importa. Pararemos la multa y todo volverá a la normalidad.
M: ¿Sabes qué, Carla? ¡Me caes bien, pero que muy bien!
C: No te preocupes. Tu quédate aquí tranquila mientas aviso a los vecinos. Menos mal que Florentino no está aquí.
M: Vale, muy bien. ¡Genial!
C: ¡Seguro que el plan funciona, nos vemos, adiós!
M: ¡Vale, estupendo! ¡Hasta luego!
(CARLA se va bajando las escaleras contenta y MARTA cierra la puerta aliviada).
M: Por fin dicen la verdad. Tengo que contárselo a Pedro pero YA.
(Luego coge el teléfono).

La casa del demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora