2

4 1 0
                                    


Abrí lentamente los ojos, poco a poco fui despegando los párpados, me sentía cansada, abatida. Como si hubiera vivido un largo sueño de meses, por mucho que quisiera no podía recordar nada, era como una noche de fiesta cuando regresas tras unos cuantos cubatas de mas.

Me incorpore lentamente, no estaba sobre la hierva en ese singular lago, si no en mi cama, podía ver a mi hermano a mi lado mirándome con cara de incredulidad pero a la vez dibujando una leve sonrisa.

-- ¿Kevin, que ha pasado? -- Mi voz temblorosa pronunció esas palabras mirando hacia el techo

-- Vaya, la bella durmiente ya despertó. -- Lanzo mi hermano con aire irónico

-- Tras dos días pensábamos que habías muerto, Mamá está bastante preocupada

No podía creerlo, dos días, dos días he estado durmiendo y lo único que recuerdo es desmayarme en el lago, no recuerdo nada más, ni la conversación, ni el hombre misterioso, no recuerdo nada, como si de un sueño fugaz se tratara.

Me levanté rápidamente de la cama, por suerte llevaba algo de ropa aunque manchada por el barro de los alrededores del lago. Fui corriendo al baño a mirarme en el espejo, por si tenía algo, heridas o signos de violación, pero no parecía, todo estaba correcto ¿Que había pasado esa noche y porque no recuerdo nada?

La cabeza me daba vueltas, era como un enorme martillo zarandeándome lentamente sobre mi cerebro, como si quisiera salir y liberarse.

Una voz a lo lejos dijo mi nombre, mis padres sabían que me había despertado, Kevin se encargó de darles la noticia.

-- Cariño, nos tenias preocupada ¿Que paso? ¿Por que estabas ahí?

Por mucho que quería no recordaba nada, como si de un acto involuntario se tratase solo recordaba salir a dar un paseo de ahí no más.

-- Ariadna amor, no nos vuelvas a dar estos sustos, por la noche no sabemos que hay en este sitio. Es peligroso -- Acometió mi madre con una voz dulce mientras mi padre la miraba con los brazos sobre la mesa y el cuerpo encorvado listo para otro de sus largos y aburridos interrogatorios.

-- ¿Te han drogado? ¿Violado? ¿Recuerdas algo? -- Mi padre empezó a desesperarse, no podía decirles nada, no recordaba nada. Era como esa droga de voluntad, esa droga que te somete y luego no recuerdas nada, esa era mi sensación.

-- Lu..Lu...Lucius -- Logre recordar ese nombre, algo que a mi padre encendió aún más.

-- ¿¡Quien es ese tal Lucius?! ¿¡Te ha tocado?!

La voz de mi padre empezó a alterarse cada vez más, sus manos pasaron a adoptar forma de dos enormes puños, tenía miedo a que me pegara o algo. Él nunca lo haría, pero hoy estaba raro, era diferente, no era el

-- Hay que llamar a la policía Leonard, esto no puede quedar así, hoy a sido nuestra hija, pero quien sabe quien puede ser mañana.

La dulce voz de mi madre apaciguo a mi padre que se reclinó para sentarse en el sillón, llevándose lentamente las manos a la cabeza

--Melissa cariño, no tenemos nada, no hay signos de violación y el nombre no nos vale, no hay nada, la policía tardaría semanas, meses o años. No voy a permitir que sometan mas a mi hija en una tortura psicológica.

Mi padre me miró fijamente, no había ninguna expresión en su cara, simplemente me miró por unos segundos sin mover ni un ápice, ni un músculo de su cara, acto seguido se levantó del sillón y fue hacia la cama.

-- Nos largamos mañana, al amanecer -- Voceo desde la habitación.

-- La has liado gorda hermanita -- Lanzo mi hermano al aire con tono burlón.

Nunca nos habíamos llevado bien pero sabía que en él podría confiar y sabía que me ayudaría y mas el que creía en estas cosas misteriosas.

-- Kevin ¿Qué harías si te dijera que los demonios existen?

-- Anda, no digas tonterías, nunca vendrían a la tierra y si lo hicieran no se mostrarían tan fácilmente -- Susurro Kevin mientras le temblaba la voz.

Me levanté de la silla y empecé a mirar por la ventana sin decir ninguna palabra, no recordaba lo de anoche, pero si lo del cementerio de hace dos años, lo recordaba como si hubiese sido ayer.

-- Hace dos años vi un hombre misterioso, en el cementerio, con la mirada vacía, cerca suya el aire era frío, la luz le tenía miedo. No me hizo nada, solo me miro pero su mirada llevaba escrita la palabra muerte.

Kevin empezó a sudar lentamente, las gotas de sudor le recorrían todo el cuerpo mientras sus ojos desviaban la mirada a una pequeña Biblia que teníamos cerca.

-- Y..y ¿Como decías que se llamaba? -- Pregunto temerosamente Kevin mientras no apartaba la vista de la Biblia.

-- No me lo dijo en ese momento, pero fue la misma sensación que cuando estuve en el lago antes de desvanecerme.

Kevin me miraba con los ojos abiertos, no podía creerse lo que estaba oyendo, de sus labios solamente salió una palabra.

-- Revelaciones.

AngelusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora