Prólogo.

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No es como si no me hubiera imaginado que terminaría trabajando en esto. Era bastante bueno tanto en las matemáticas como en hacer negocios. ¿Podría estar manejando una empresa de mano limpia? Claro, pero detrás de mis buenas notas y conducta, había algo en mi que nadie sabía; me gustaba imaginar a las personas rogandome por sus vidas, pero también quería ganar algo más que satisfacción haciendo eso, dinero obviamente.

Yo no nací en una cuna de oro, pero si en brazos llenos de amor de parte de mi madre, después tenemos al bastardo que se supone que era mi padre, maltratos y exigencias; eso no era nada. Me mandaba a mi, con tan sólo 11 años a dejar sobres o cajas en lugares remotos, mi ingenuidad nunca me dejó darme cuenta que prácticamente estaba vendiendo drogas. Después de dejar las mercancías tenía que esconderme, esperando hasta que algún hombre viniera a buscarla y dejara el dinero; cuando algunos de estos no dejaban el dinero, quién recibía quemaduras de cigarrillos en su espalda era yo, marcas de cinturones de cuero en mis caderas y varios moretones de golpes en mi rostro.

¿Por qué éramos pobres cuando el bastardo vendía drogas? Porque resulta que el infeliz tenía una segunda familia aparte de nosotros. Mientras nosotros vivíamos en un rancho alejado de la ciudad, la otra familia tenía su casi mansión en medio de Seúl. Era un hijo de puta.

Podría hasta apostar que mi madre lo sabía y no hacía nada. Después de que este viniera borracho y no viera su dinero y me diera mi "lección", ella sólo me abrazaba llorando pidiéndome perdón.

Fue en ese tiempo que ya no sentía nada. Absolutamente nada. El dolor en mi piel era nulo, ya no lloraba y ya cumpliendo los 16 años no le pedía que parara de golpearme, porque la navaja que le había robado a él, lo detuvo. Su sangre no. Lo había asesinado a sangre fría y mi madre se echó la culpa, suicidándose en la cárcel, dejándome sólo. Aún así siempre se lo agradeceré, si no nunca hubiera podido estudiar y aprender a manejar negocios y una vida sucia, como es la mía ahora.

Irónicamente terminé en el trabajo de la persona que mas odié.

Cuando la policía se percató de que había un niño en esa familia y se iba a quedar sólo, me internaron en un hogar para niños, como un orfanato.
Aún así nadie quería adoptar a un niño ya crecido y menos saliendo de una familia como la mía; "quizás sea un delincuente igual que lo era su padre, los niños aprenden" y no estaban tan equivocados.

Demostrando mis desarrollos en cuentas como no lo eran los otros, sabiendo leer y hablar mejor que cualquier adulto, me ayudaron a conseguir una beca en la mejor Universidad de Corea.

Como cualquiera, empecé desde abajo. Ya casi terminando mi época de estudio, comencé vendiendo pequeñas bolsitas de cocaína en las fiestas que hacían los jóvenes de la Universidad, siempre en forma anónima. Dejaba la droga en ciertos lugares que la mayoría sabían, y esperaba en la oscuridad donde nadie miraba, esperando a recoger el dinero cuando se hayan ido. El mismo método de niño, pero está vez era mi negocio y no era tan ingenuo. Aquella gente que se atrevía ha llevarse lo que era mío sin dejar lo que me correspondía, de algún lugar una bala rozaba sus piernas, si no volvían y dejaban el dinero, la próxima bala iba a sus cabezas. Hasta que dejaron de hacerlo.

Y la ironía seguía, los que me vendían las drogas a mi eran los mismo que se la vendían a mi padre.

Mi fortuna misteriosamente para los demás aumentaba en el tiempo, como era muy destacado por mis buenas notas, no era muy difícil creer que estaba haciendo trabajos extras en mi tiempo libre, ya que nunca se me veía en las fiestas, era lo bueno de que nadie supiera mi identidad.

Ya cuando terminé mis estudios, conseguí un buen trabajo gracias a las recomendaciones que tenía, todo para tapar lo que en verdad hacía. Era tan bueno en este, que me gané el cariño y respeto del dueño, cuando este falleció de un lamentable ataque al corazón, supe que dejó su empresa de automóviles a mi nombre, siendo un viejo solitario, no tenia a nadie más. Lo agrandé a mi manera, gracias a los ingresos 'extras', pude hacer que esta elevara más arriba de lo que estaba, haciendome conocer en toda Corea.

Saliendo de dicho trabajo en la noche, en un callejón se escuchaba gritos y bullicios, como si hubiera una pelea.

Cuando me asomé a ver lo que pasaba, había un joven de 14 años tirado en el suelo con toda su ropa manchada de sangre, y con golpes en todo su cuerpo. Pude verme a mi mismo cuando tenía esa edad. Cuando me concentre más en lo que estaba pasando, me percaté que el que lo había golpeado tenía la intención de seguir haciéndolo. No se porqué lo hice, pero por instinto detuve el palo que tenía en la mano, evitando que lo golpeara. Los gritos aumentaron y su mirada se dirigió a mi, de forma hábil saqué mi pequeña arma del bolsillo escondido de la chaqueta y le apunté en la cabeza. Los gritos cesaron.

Vete ahora, o no será en tu casa donde terminarás.—

No era muy estúpido, pensé al verlo salir corriendo, si muy cobarde.
Cuando quise acordar ya no había nadie, sólo el chico tirado en suelo que ahora temblaba. Le ofrecí mi ayuda para pararse, pero un grito me detuvo.

—¡¿Qué le hiciste a mi hermano?!—

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Ese fue el momento que conocí a esos dos chicos que ahora son mis "manos derechas" porque ambos lo eran. Resulta que ambos eran hijos de una familia igual de pobres que era la mía, les ofrecí a sus padres un mejor futuro  para sus hijos si me daban completa tutoría, aunque su madre lloró en ese momento y su padre se negó, ambos sabían que no podían darles más de lo que tenían. Serían egoístas si se negaran.

Kim Namjoon y Kim Hoseok.

Les enseñé lo que sabía y de lo que era mi vida, aún asustados al enterarse de lo peligroso que sería sus trabajos les prometí que jamás dejaría que les hagan daño a cambio de su completa lealtad. No perdiendo tiempo los entrené, les enseñé a manejar cualquier tipo de arma de fuego y defenderse de una blanca, a pelear, a saber negociar y jamás demostrar sus emociones con los demás.

No voy a decir que fue fácil llegar a donde estoy ahora, tuvimos varias confrontaciones con otras bandas del bajo mundo, siempre nos creían débiles por ser novatos trabajando ya de manera oficial en esto, creían que con una mirada dura ya nos podían bajar. Que éramos unos niñatos ignorantes jugando a ser mafiosos, que equivocados que estaban.

Es una larga historia el como llegamos a donde estamos; asesinatos, buenas jugadas, traficar drogas, armas y alcohol y lavado de dinero. Y una pequeña ayuda de la gran mafia de Italia; The Godfather. Le debemos mucho a ellos. Una historia que contaré otro momento.

En un altercado que sucedió en nuestra zona, tuve que mandar a varios de mis gentes para ver lo que sucedía, resulta que unos simples malandros habían intentado robar e incendiar el orfanato donde había estado yo.

No pudiendolo evitar tuve que ir personalmente, no podía permitir lo que estaba sucediendo. Era como si quisieras profanar mi propio hogar, donde vivía la gente que me cuidó y ayudó.

Entrando con los Kim entre los humos con nuestros costosos trajes y unos 50 hombres tras nosotros, les dispararon a cada uno de ellos evitandole el trabajo a los policías que aún no llegaban, eran una mierda. Ayudamos a los residentes de ahí a salir a salvo, claro que no podían ver ninguno de nuestros rostros. Varios niños salían corriendo con ayuda de los bomberos y las trabajadoras del lugar. Hasta que escuché el grito de uno en particular que tenía el pie atorado con las maderas que habían caído del techo, por las no tan potentes  bombas que habían puesto. No sabiendo si ayudarlo o dejarle hacer sus trabajos a los bomberos, no pude quedarme quieto cuando sus ojos se fijaron en mi. Era raramente parecido a mi.

Cuando todo eso acabó, ayudé a remodelar todo el orfanato con la plata que ganaba con mi propia empresa.

Ese niño que estaba en el orfanato me había llamado la atención, sus ojos eran idénticos a los míos, veía miedo y soledad. Escuché que era realmente dulce e inteligente, pero ya nadie quería adoptar a niños mayores de 10 años, todos buscaban recién nacidos, como en el tiempo donde yo estaba ahí.
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Mi nombre es Jeon Jeongguk, pueden llamarme "KJ" el líder de la mafia; Big Bang.

Tengo un ya no tan pequeño hijo adoptivo de nombre Jeon Kihyun, y estoy pasando por esa etapa, donde mi hijo ya no me hace el mínimo caso y su revoltosa pareja que no deja de pasearse por mis pensamientos y sueños no tan normales; Park Jimin.

Hola, está es mi nueva creación(? Xd no es mi primer fic.

Si no les gusta algo del fic todas las quejas CONSTRUCTIVAS, serán bienvenidas.

Bye❤

You are KJ.- KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora