Capítulo 2

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-Tan filoso como una daga.

Marilyn durante su aventura se había encontrado a Mars, la habitación donde le había encontrado tenía un balcón y un piano de cola de un elegante color mármol el joven vestía un traje totalmente blanco a excepción de su camisa que era un azul semejante al cielo, lo raro de la situación era que ella portaba un vestido con un tono que combinaba de manera impecable con el traje que Mars portaba. Se quedaron en silencio cuando entraron en contacto visual con el otro, por ética realizaron un breve reverencia.

-Una excelente velada ¿cierto?- comienza la conversación Marilyn.

-No hace falta tanta palabrería absurda, pienso que no hay necesidad de dirigirme a alguien de esa manera cuando ambos sentimos lo mismo con respecto a nuestro cotidiano entorno.- añade Mars con un tono cortante pero a la vez calmado.- Dime Marilyn ¿dónde compraste esa máscara? Quisiera saber su precio para poder llevarla a todos lados conmigo.- se mofo de la ya desenmascarada joven.

-¡Qué lengua tan afilada tienes! Sólo hemos cruzado dos veces con está nuestro camino, y destensas tus hombros ante mi presencia.- añade con prontitud la joven, recargando su espalda en contra de la barandilla del balcón y apoyando sus codos en este.

-Prefiero que te dirijas de ese modo, así podré establecer una buena plática que podría ser fructífera a comparación de las montones que he tenido hoy en la noche.- dijo Mars atravesando el color hierro que tenían los ojos de Marilyn.- Por lo tanto, ¿quisieras hacer algún uso de tu mente, y poder entretenerme?- dijo junto con tono de cinismo.

-De nada sirve gastar mi saliva y resecar mis labios en alguien quien no merece la pena, y que solo veo ocasionalmente y trato por normas de ética.- comentó tranquila y audazmente Marilyn, impactando por un momento al caballero que le hacía compañía.

-Sí no estás dispuesta a comenzar la conversación, supongo que me veré en la molestia de hablar conmigo mismo, y si quieres opinar, tienes absoluta libertad.- alegó Mars y continuó hablando mientras hurgaba sus bolsillos para sacar una carta-. Qué estupidez fingir quien no eres, adaptarte a lo cotidiano, ser como un círculo tratando de entrar en un rectángulo, que las personas crean quien eres, cuando en realidad eres eso y aún más, las personas creen que terminan de conocer a la gente, pero no es así el ser humano es como una moneda tiene dos caras, una que puede ser tan racional como raza única que somos, y otra que puede ser tan irracional, que hace que los animales salvajes se inclinen ante nosotros.- dijo entre suave susurros, mientras sacaba un encendedor y quemaba la carta que había sacado.- Y tú, ¿qué opinas?- dejó la respuesta en el aire, para que ella ver de lo que era capaz la persona que tenía al lado.

La noche en la que la luna cayó, y el piano fue libre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora