Pieza de puzzle

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Mientras me muevo en mi cama nerviosamente segundos antes de que suene mi alarma. No puedo dejar de pensar en la presión que tengo en mis hombros, deseo con todas mis fuerzas que todo haya pasado y poder seguir con mi vida. Levantarme, ir a la academia con un arquetipo, volver a casa con mi familia, dormir y repetir. ¿Es mucho pedir?

Finalmente, la alarma suena sacándome de un sueño profundo y dejo ir un sonido gutural. Miro al reloj. 31 de diciembre. Las seis cuarenta y cinco de la mañana. Día de la ceremonia. Me pongo el atuendo color ciruela de los valedores. Me dirijo a la soleada sala se estar donde mi madre me ha preparado un desayuno con tostadas, zumo de naranja y mermelada. Tiene una sonrisa de oreja a oreja que ilumina su rostro. Mi padre también sonríe, pero puedo ver que en el fondo está triste. Me siento y empiezo a comer el desayuno, pero cuando estoy a medias mi madre me da un beso en la mejilla y le digo:

- No tenías que hacer todo esto, de verdad.

- No digas tonterías, me hacía ilusión y te lo mereces. Debes comer bien antes de este día tan especial.

- Debo ir a trabajar, pero quiero que sepas que pase lo que pase estoy muy orgullosa de ti y todo el esfuerzo que has puesto durante todos estos años. Te quiero mucho. Buena suerte. - Me besa otra vez y se dirige a la calle, pero antes de salir me dedica una última sonrisa.

Me quedo con mi padre que no me ha dirigido la palabra en toda la mañana. Entiendo que no quiera revivir las memorias que le afectaron tanto en sus días y en verdad no me gusta tener mucha atención así que decido ignorarlo y no decir nada. Al acabar el desayuno cojo mi teléfono, llaves y cartera me preparo para salir. Pero me encuentro a mi padre apoyado contra la puerta mientras mira al suelo y mueve sus dedos nerviosamente. Cuando ve que me acerco, se pone recto súbitamente.

-Hijo, hoy es un día que trae malos recuerdos para mí, pero debo decirte que no necesitas tener ningún arquetipo para tener éxito en la vida. También debo decirte que, si resulta que eres un desatado como tu abuelo, deberás vivir con gran presión y expectativas. Pero yo sé que tú eres más fuerte que todo eso y que sé que podrás soportar cualquier dificultad que te encuentres por el camino. No por tu poder sino por tu personalidad. Tú eres tú gran poder, y no dejes que nadie te diga lo contrario. Te quiero mucho y nada de lo que pase hoy va a cambiar lo orgulloso que estoy de ti y siempre lo estaré.

Dicho esto, me aproximo a mi padre y le doy un abrazo. Sus palabras me hacen sentir mejor. Sé que es mi padre y me quiere, pero siempre he pensado que si soy negado le decepcionaría, si tengo un arquetipo o si llego a ser desatado le dolería. Ahora siento que lo tengo como soporte pase lo que pase.

- Te quiero papá. Aprecio mucho lo que ha dicho. Ahora sé que tendré alguien a mi lado pase lo que pase.

Recito el tratado para abrir la puerta y dirigirme al puente. Agarro el frio picaporte de metal, me giro y le digo: - Tu nunca fuiste una decepción para mí. - Al decirlo, veo como sonríe. Me doy la vuelta y me dirijo al centro.

En el camino me encuentro a Ethan y a su hermana gemela Anna. Se parecen mucho físicamente, tienen el pelo negro como el carbón, ojos azules llenos de vida y ilusión y facciones marcadas. Ambos me saludan efusivamente y a la vez me empiezan a hablar de sus expectativas de la ceremonia mientras andamos a un paso acelerado.

- Y tú Blake que arquetipo te gustaría tener? - Me pregunta Anna entusiasmada. Antes de que tenga tiempo de contestar ella responde su propia pregunta. - A mí me gustaría ser elemetarista, poder controlar los elementos... Aire, tierra, fuego, agua... ¡Me parece tan bonito!

- A mí me gustaría ser singular. - Dice Ethan. - Siempre he querido ser como los superhéroes, volando y teniendo una fuerza sobrenatural...

Los dos continúan hablando eufóricamente, lo que me hace sonreír al ver su felicidad. Yo no digo nada, no soy muy hablador. Prefiero escuchar a los demás. Llegamos al centro, allí están todos los valedores con sus padres abrazándose y dándose cariños mientras poco a poco todos vamos entrando. Mis padres al no ser valedores no pueden entrar y me siento solo, diferente. Justo como el día que nos otorgaron la amatista. Los pensamientos me empiezan a poner nervioso así que decido ir rápidamente hacia el centro y alejándome de los demás. Anna y Ethan se abrazan con sus padres, ambos vestidos muy formalmente, ambos valedores. Mis amigos me dan una rápida mirada y Ethan susurra mirándome. - Lo siento. Yo levanto un pulgar para indicarle que estoy bien y que no hay ningún problema aparente.

Lentamente todos los iniciados nos encontramos en una línea recta por orden alfabético delante de un cuenco con un líquido transparente. En una perfecta postura junto a este hay una mujer con una piel muy oscura que hace resaltar el purpura del traje valedor. Una vez todos los valedores se han colocado en silencio la mujer empieza a hablar con una voz robusta.

- Hoy, 31 de diciembre nos hemos reunido para recibir a esta generación de futuros valedores. Los que protegerán a los humanos de peligros mayores y menores. Los valedores han estado protegiéndolos des del principio de los tiempos. En nuestra dimensión los valedores se distinguen entre cuatro distintos arquetipos. Los nocioneros, que nacieron en el norte de la tierra. - Mientras lo dice, aparece una rosa de los vientos y donde hay una <n> para el norte, aparecen las demás letras para completar la palabra nocionero. Los iniciados de valedores aprendemos sobre la historia durante el primer año de nuestra educación. Nos explican cómo al inicio, los cuatro arquetipos estaban dados por el lugar de origen y que los humanos nombraron las cuatro direcciones nocioneros, elementaristas, singulares y omniscientes, pero lo cambiaron a norte, este, sur y oeste respectivamente cuando humanos que tenían acceso a información hicieron mal uso del poder valedor. Pero ahora ya no depende de los orígenes, desde que las razas se empezaron a mezclar es completamente al azar. - Los elementaristas, nacidos en el este. - Sigue diciendo la mujer mientras la <e> para este también completa las demás letras. - Los singulares, originados en el sud. - Lo mismo sucede con la <s>. Y, por último, pero no menos importante, los omniscientes nacidos en el oeste. - Lo mismo sucede. - Antes los arquetipos eran dados por el origen, pero nada asegura el poder valedor. Por esa misma razón nos reunimos hoy. Para revelar, cuáles de estos iniciados poseen el poder valedor. A tiempo gastado nunca recobrado, así que empecemos. - Se despide con una sonrisa y le da una señal al primer iniciado de la cola.

Muchos de los iniciados han pasado cuando mi turno se acerca. Hasta ahora, del centenar de iniciados que han pasado, al menos unos 25 han sido negados. Éstos lloran y salen del escenario rápidamente mientras el público se queda en un silencio devastador.

El chico que está delante de mi da unos pasos adelante y coge la amatista y la introduce en el líquido. Mientras lo hace, me giro a mirar a mi amigo que esta por el final de la fila. Él me sonríe y asiente para darme ánimos. El chico espera unos segundos, la amatista no cae. Se aleja del escenario con una gran sonrisa y se sienta con una mujer parecida a él, seguramente su madre. Es mi turno. Doy una bocanada de aire y doy un paso para acercarme al cuenco. Pongo la amatista dentro del líquido por un segundo y la retiro. Miro a toda la gente que está contemplando cada pequeño movimiento expectantemente. Siento las miradas de cientos de personas. Cada segundo que pasa parecen horas. Finalmente, la mujer asiente indicándome que la espera ha terminado. Soy oficialmente un valedor. Siento un poder ardiendo dentro de mí, me llena como una pieza de un puzle que ha estado perdida todo este tiempo.

Jubilosamente, me alejo del escenario y me siento con los demás y disfruto del resto de la ceremonia inquietamente a que lleguen mis amigos. Después de muchos valedores y algunos negados más llega el turno de Anna. Está pálida y nerviosa. Hemos sido amigos desde pequeños y puedo adivinar como se siente exactamente. Es una chica alegre y entusiasta, pero en el fondo muy responsable y sé que se preocupa demasiado. Nos miramos y le sonrío. Veo como sus facciones se relajan por un corto periodo de tiempo. Introduce la amatista y la aleja, espera cinco segundos y su sonría se amplía en el momento que la mujer le asiente. Su sonrisa es preciosa. Se acerca a mí y nos damos un abrazo, es el turno de Ethan. Ella nerviosa me agarra la mano intensamente y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa.

Mi amigo repite el mismo proceso que todos los demás y después de unos segundos la mujer le asiente. Empieza a andar hacia a nosotros con una gran sonrisa, pero antes de que baje del escenario su amatista cae.

¡Hola! Espero que estéis disfrutando la novela, soy consciente que el principio es muy común y que se parece a otras historias, pero os pido que sigáis leyendo. Os prometo que será diferente de otras historias que hagáis leído. ¡Muchas gracias!

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