B

3.1K 277 77
                                    



.


Vivir en una sociedad donde el gobierno te obligaba a emparejarte tiene más desventajas que ventajas, aunque te las pintaran del mejor de los colores.

Desde mucho antes de que yo naciera, la nueva sociedad decidió que la mejor manera de mantener controlada a la excesiva población, era emparejarte conforme tus genes y posición en la jerarquía.

Manteniendo un obligatorio número de hijos en cada pareja, si lograba evitar el desbalance económico en varios sentidos, empezando que los padres tenían los hijos que podían mantener sin mayores problemas y los orfanatos se mantenían estables; en caso de que recibieran un bebé, estaban obligados a reportarlo para que el gobierno buscara a los padres y se les obligara a mantenerlo a menos de que quisieran ser encerrados en la cárcel.

Así de intenso estaba el gobierno con el control de hijos, no podían maltratarlos o también ibas a la cárcel, estabas obligado a darles educación y una vida digna, incluso si eran niños adoptados.

Los trabajos eran obligatorios y en caso de ser inútil por alguna discapacidad, estatus o rango, el gobierno se encargaba de buscarte un lugar donde sirvieras, incluso si el cargo no te gustaba.

En esta sociedad, nacer como alfa te abría todas las puertas que quisieras, te daba un estatus importante y te ponían por encima de los demás y solo un alfa más fuerte, te podía quitar de ahí.

Si nacías como beta, te daba importancia pero siempre estarías por debajo del más débil alfa, trabajarías a su lado pero en puestos donde no podrías ser vicepresidente de la más pequeña compañía o director de alguna escuela.

Ahora, si nacías como omega, significaba una vida llena de órdenes y cargos menores enfocados a la crianza de cachorros y natalidad. Los omegas tenían muy pocos trabajos de donde elegir y desde su nacimiento, eran puestos en seguimientos para ser entregados a potenciales alfas y uno que otro beta con características fuertes para emparejarse.

De las tres clases, los omegas la pasaban peor, casi siendo simples vientres con pies y manos.

Yo era un alfa nacido de un cruel e importante alfa líder y un omega que, siendo forzado a tenerme, murió durante el parto debido al enorme esfuerzo de dar a luz a un alfa más fuerte que su progenitor; como pasaba con regularidad en los nacimientos de alfas.

Mi padre, Oh Yunho, es el director general del centro de control de emparejamiento y un hombre al que le tengo mucho resentimiento. Mi padre omega fue Kim Jaejoong y a pesar de que solo pude conocerlo por nueve meses y un muy breve instante en el que me tuvo en sus brazos antes de morir, ha sido el único por el que he sentido cariño. Siendo alfa, fui educado para controlar hasta la más mínima emoción y ser alguien que imponga un inmediato respeto y obediencia. Yunho jamás demostró su cariño hacia mi padre y la frialdad con la que habla de él, como si fuera poco más que un medio para tener un heredero alfa, le hizo ganarse mi odio.

Ahora, a mis 24 años, estoy siendo llamado a su compañía para una plática que he estado aplazando desde que me catalogaron como adulto: el emparejamiento.

Claro que cada especie tiene su celo pero las medicinas supresoras se han encargado de ellos y en caso de que haya alfas que marcan u omegas marcados sin autorización, se les ejecuta inmediatamente.



— ¡SeHun, hey! —exclamo HoSeok, un alfa tigre blanco y el líder en el área de control de los embarazos y nacimientos, un cargo muy importante. —Parece que ya no podremos seguir postergándolo.

Empire B *[SeBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora