Encuentro ácido

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Capítulo seis

Ethan

Estacioné mi auto frente a la preparatoria en donde Alix estudiaba y como era de esperarse atraje las miradas de los que estaban ahí a pesar de que no salí el auto. Sentía la necesidad de hacer sonar el claxon para que mi amiga se diera prisa pero si lo hacía me iba peor a mí.

Esperé casi 9 minutos hasta que la vi salir por la entrada junto a un grupo de chicas y chicos que eran sus enamorados. No eran sus amigos, a decir verdad Alix decía que no tenía amigos más que Abril, los gemelos, mi hermana y desde luego yo, ella sólo tenía conocidos y su grupo de enamorados en donde había tanto chicas como chicos.

Alix era una chica preciosa y si no la amaban la odiaban, así de simple.

Mi amiga sonreía mientras era seguida por su grupo, cuando su vista por fin cayó en mi auto se despidió de ellos y salió corriendo sin esperar respuesta, me apresuré a abrir la puerta del auto porque al parecer se le olvidaba que era humana y siempre creía que podía atravesar puertas. Llegó corriendo y sin frenarse entró al auto, cerró la puerta y me besó en la mejilla.

—Hola, gracias por venir por mí, de nuevo —dijo poniéndose el cinturón de seguridad.

Me quedé viendo sus movimientos mientras aseguraba su cinturón y acomodaba su mochila en sus piernas. ¿Por qué veía eso?

—¿Qué tienes? —preguntó y reaccioné.

—Sí, de nada…

—¿Y a dónde vamos? —preguntó de nuevo.

—Mmm —aparté mi mirada de ella y fijé mi vista hacia el frente—. Mamá quiere que vaya a hacer unas compras para la cena de mañana.

—Cena de mañana… ¿Qué tiene de importannn ahh!!! —gritó mi amiga con los ojos bien abiertos—. ¡El cumpleaños de Cam! No puede ser —se dejó caer de golpe en el respaldo—. Lo olvidé, soy la peor amiga de todas. ¿Cómo he podido olvidarlo?

Le sonreí.

—Tú peor amiga, mejor hay que darnos prisa y así le compras algo a mi hermana.

Ella negó con la cabeza y se mordió el labio.

—No traigo ni un centavo encima —se quejó, se quedó en silencio y lentamente volteó a verme con una mirada perversa—. ¿Me prestas dinero y cuando lleguemos a casa te lo pago? —juntó sus manos debajo de su mentón y agitó las pestañas rápidamente mientras sonreía como una criatura inocente.

—¿Tengo elección? —le pregunté y ella negó.

—Tienes razón, no la tienes, estás obligado a hacerlo. Ahora en marcha que se nos hace tarde —señaló hacia el frente con su dedo índice y encendí el auto para ponernos en marcha.

—Alix —dije detrás de ella—, deja de jugar con el carrito. Ya estás grande.

—Nunca se es demasiado grande para jugar con el carrito de las compras, además que tú no me dejas manejar el tuyo —me reclamó y siguió acelerando y frenando el carrito. Si seguía así iba a romper varias cosas que llevábamos.

—Ni siquiera sabes manejar —le recordé y ella volteó a verme sobre su hombro sin detener su paso. Que suerte que era martes y la tienda estaba casi vacía sino ya hubiese provocado un accidente. Me apresuré a caminar para quedar a su lado.

—Entonces enséñame a manejar. Ya sabes que papá no me quiere enseñar a manejar porque dice que es una señal de que me quiero ir de la casa —puso en blanco los ojos—. Si sigue así me hará buscar una universidad lejos de casa como Abril…

Catch me baby (KMB Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora