Epílogo

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Lo primero que vi al entrar a la casa fue a Alix durmiendo en el sofá de la sala, tenía la chaqueta y los zapatos puestos por lo que deduje había estado tan agotada que se había recostado y quedado dormida al instante. Me quité la chaqueta y la colgué en el perchero para apresurarme a ir hacia ella, cuando entre a la sala me quedé viendo a los 4 ojitos cafés que me observaban atentamente desde abajo.

Vi el desastre que había a su alrededor y les fruncí el ceño.

Alexandra levantó su manita y apuntó hacia su hermana mayor culpándola antes de que ella pudiera hacerlo.

Me incliné para estar a la altura de las gemelas.

—¿Así que América fue la que tiró todos los juguetes? —le pregunté a Alexandra.

—Shi —dijo ella.

—¿Es cierto, América? —dirigí mi atención a ella y ella negó pero no habló. Claro que tampoco es que pudieran hacer una gran plática.

Acaricié la cabeza de ambas y volteé alrededor en busca de la niñera pero no había nadie salvo Alix que seguía dormida en el sofá.

Empecé a levantar todos los juguetes que habían esparcido sobre el piso y al verme las niñas empezaron a ayudarme con los más pequeños, para tener dos años eran bastante despiertas. Terminamos de limpiar y tomé a ambas en mis brazos para dejarlas en la orilla del sofá en donde mi novia estaba dormida. Al sentarlas mi mano golpeó levemente su zapato y ella se despertó en alerta, volteando para todos lados al mismo tiempo que intentaba sentarse.

Cuando me vio se tranquilizó.

—Ya llegué —le sonreí.

—Hola —habló con voz ronca. Se pasó una mano por el cabello apartándolo de su rostro y observó a las niñas—. ¡Hay no! —volteó a todas direcciones—. ¿No incendiaron la casa? ¿Todo está en su lugar?

Solté una carcajada y las dos pequeñas rieron como si entendieran.

—¿Y mi Momo? —preguntó escaneando la habitación—. Dime que esas diablillas no le hicieron nada a mi gato.

—No lo he visto desde que llegué —le dije sentándome a su lado—, así como tampoco vi a su niñera.

—Ah, le dije que se podía ir en cuanto llegué pero no conté con quedarme dormida —se estiró y soltó un quejido cuando su cuello tronó—. Los exámenes me tienen muerta —dijo recargando su cabeza en mi hombro—, y las niñas manteniéndome despierta en la noche… —se movió hacia el frente para poder verlas sentadas a mi lado derecho—, no ayudan mucho —les dijo y ambas soltaron una carcajada de bebés que contagiaban a todo el mundo.

Mientras nos contagiábamos con sus carcajadas mi hermana entró por la puerta y prácticamente voló hasta llegar a las gemelas.

—¿Cómo están mis niñas favoritas? —les habló cariñosamente.

—Ya conseguimos una nueva niñera —me susurró mi novia al oído.

—Sí, aunque de todos modos hoy vuelven tus papás —dije y ella hizo un puchero—. Tendrán que volver a su casa.

—Y papá tendrá uno de sus ataques al estar rodeado de mujeres —sonrió maliciosamente.

—Quiero que se queden un poco más —le besé la sien—. Tal vez podría convencer a tus papás.

—Ni creas que tendrás tanta suerte…

—Genial, así no tendré que verlos besándose a media noche a mitad del pasillo cuando me levanto por un vaso de agua —interrumpió Cam con América en sus brazos y Alexandra trepada en una de sus piernas como si fuera un koala, sólo que más bonita y tierna.

Catch me baby (KMB Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora