Capítulo 1

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Abril, 2018.

Samantha estaba emocionada esa mañana, rebosante de una alegría que parecía escapársele por los poros y contagiar todo a su alrededor.

Todo el que la veía pasar podía ver fácilmente que había sucedido algo en su vida que había dejado a la jovencita en tal estado de felicidad que prácticamente daba saltitos al andar.

Aun cuando andaba claramente con prisa, saludaba cordialmente a todo el mundo, incluso deteniéndose a charlar brevemente con quienes le buscaban conversación.

Ella siempre había sido muy alegre y simpática, los que la habían visto crecer podían afirmarlo. Pero esa mañana estaba exultante, y este hecho no hacía más que dejarles una sonrisa en el rostro y la cabeza llena de curiosas preguntas a todo el que saludaba. Aunque, conociéndola, era probable que se enterarían tarde o temprano.

Samantha recorría ese trayecto todas las mañanas, quedando la casa de uno de sus mejores amigos de camino a la escuela. Michael solía esperarla frente a su edificio y cuando la veía llegar se unía a su animado andar, comentándole inmediatamente sobre el último videojuego en el cual había pasado más horas de las necesarias la noche anterior, a pesar de que ella no tenía la más mínima idea de qué él le hablaba la mayor parte del tiempo.

Había sido así desde que eran pequeños, desde que habían podido hacer ese trayecto solos. Por lo que al ver desde la distancia la escalinata en la que Michael solía esperarla completamente desierta, la joven se sorprendió. Michael era puntual y solía ser siempre él el que tenía que esperarla a ella, no al revés. 

El que se hubiese quedado dormido o se hubiese retrasado no era una probabilidad en su mente. "Michael es muy responsable", resonó en su cabeza, ella conociendo a su amigo lo suficiente como para saber que muy pocas cosas eran capaces de obligarlo a perderse un día de clases. Inquieta, la joven sacó su teléfono del bolsillo frontal de su mochila y se dispuso a llamarlo, sus varias llamadas cayendo inmediatamente en el buzón de voz. Esta vez empezó a preocuparse.

Sin perder más tiempo, apuró el paso y se dirigió hacia el edificio en el que Michael vivía, no importándole el hecho de que estaba perdiendo tiempo valioso y podría llegar tarde a la escuela. Cuatro pisos mas tarde y unas escaleras que subió a la carrera, Samantha se encontraba tocando el timbre del apartamento 5A, pasando por alto lo temprano que era.

La puerta se abrió instantes mas tarde, la madre de Michael recibiéndola con una confundida expresión en su rostro.

— ¿Samantha? Buenos días. ¿Qué haces aquí?

—Buenos días, Pamela. ¿Se encuentra Michael? No lo vi esperándome en la entrada y tampoco me contesta el teléfono... —La expresión en el rostro de Pamela se agravó al escucharla, esto aumentando la preocupación de la joven. 

¿Qué le habrá sucedido a Michael? Su mente no paraba de vagar por las ideas más descabelladas, pensando que en que alguien pudo haberlo raptado o de que estaría tirado en el suelo en algún sucio callejón...

—Michael salió temprano de casa. —Le dijo tentativamente Pamela, notando como el rostro de la joven se desencajaba por la sorpresa. —Dijo que tenía algo importante que hacer. Pensé que te había avisado...

Lo único que la joven pudo hacer fue negar lentamente con la cabeza, desconcertada.

Esta era la primera vez, fuera de las pocas veces en la que alguno de ellos faltaba por problemas de salud, en la que Samantha iría sola a la escuela. Pero en esas ocasiones en las que tenían que ausentarse, el otro lo sabía de antemano, por lo que se iban acompañados de otra persona para no hacer ese trayecto solos. 

SoulmatesWhere stories live. Discover now