The Last

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Sé que puedo ganarle, esta vez sé que puedo dejarlo atrás.

He puesto especial atención en sus jugadas individuales, la forma en la que presiona delicadamente el botón para frenar y como gradualmente acelera y suelta para tener curvas perfectas.

Hace mucho dejamos de apostar, siempre me ganaba y comenzaba a ser aburrido.

Las primeras veces fue su fiesta favorita, hacerme usar broches o diademas en el cabello, obligarme a usar la mochila rosa de su hermana o hacerme caminar en boxers por toda la manzana. Siempre admiraré la imaginación que tenía para idear esos castigos, y siempre admiraré mi gran paciencia a sus tontas ideas.

De cualquier forma, cuando nos quedábamos solos en la habitación, cuando todos dormían o simplemente no había nadie en casa, era mi turno de vengarme de él, mordiendo sus hombros, jalando sus labios hasta que le dolieran al día siguiente.

El momento en que él era solo mío y yo solo era de él, el momento en que me aprovechaba de su inocencia y frágil cuerpo, utilizándolo a mi antojo y uniendo nuestros cuerpos en un vaivén que no podría llamar hacer el amor, porque el amor nos había hecho a nosotros, destinados a estar igual de locos y siendo los mejores amigos que terminaron jugando a tener una relación que iba en contra de las reglas de la amistad y en contra de las reglas invisibles del mundo.

No importaba el mundo cuando estábamos juntos, ¡Que se vayan a la mierda las reglas!

Las tardes de videojuegos nos envolvían, menciona el que quieras, ya lo jugamos y terminamos, equipos, individual. Encerrados en la habitación, jugando videojuegos y el exterior dejaba de existir, ni siquiera las aves cantaban, nuestras risas era la único que podía existir en ese pequeño espacio.

Yo amándole a él y él amándome a mí.

Sé que puedo alcanzarlo, he practicado demasiado para este día, en los niveles más altos y profesionales del juego de carreras de autos, Félix tiene uno de los records más imposibles de alcanzar.

Pero ¡Las malditas curvas son una jodida broma del maldito infierno!

Me pican un poco los ojos, llevo intentando esto un buen tiempo, la última vez que vi el reloj recién había llegado de la escuela, mis padres piensan que estoy estudiando para un examen y que no deben molestarme, pero creo que ahora deben estar dormidos.

Nadie sobrevive después de las 11 de la noche, seis horas han pasado, se sienten como unos cuantos minutos.

El calendario a un lado de la pantalla me grita que regrese.

Sé que puedo vencerlo esta vez.

Solo una vez, solo necesito acercarme lo suficiente para poder regresar a la normalidad, solo un intento más para poder graduarme con honores de la adolescencia y pasar a ser un hombre fuerte y valiente. Solo debo vencer el record de Félix.

Otro intento, logro acercarme al record que la pantalla señala como número uno, voy muy atrás aun, pero en la siguiente recta sé que puedo alcanzarlo, una curva más y...

¡Mierda!
¡Las putas curvas!...
Las malditas curvas de su sonrisa

No importa cuánto intente, su estúpida risa suena en mis oídos, como antes, como siempre, cuando nunca pude ganarle y cuantas veces hice trampa para sacarle besos, todas las veces que su piel caliente temblaba bajo mis manos frías, solo él podía calentarlas. Así como nunca más volverá a hacerlo, así como nunca más volveremos a estar juntos. De la misma forma que no volveré a jugar con sus pecas, dibujando galaxias que formaban mi universo.

El control choca con el suelo, estoy harto, estoy cansado, odio todo y me odio a mí por ser un cobarde mal nacido que no puede afrontar las perdidas.

Es curioso como juega el universo, como esa teoría de que el destino ya está escrito y no puede cambiarse parece ser verdad.

Un día sales de tu casa con destino a la casa de tu mejor amigo a jugar videojuegos y regresas con tu mejor amigo ahora como tu novio y con los labios rojos con marcas de mordidas y con el corazón a punto de salir de tu pecho.

Un día sales de una tienda de dulces al lado de tu novio con su pago de la apuesta en sus manos y su hermosa sonrisa, solo para que un idiota en un auto decida correr como demonio y te arranque lo único que ha valido la pena en tus últimos años de miserable vida adolescente.

¡Lo intenté!, por amor a todo lo que es bello, ¡Lo intenté!, seguir adelante, dejarte ir, dejarte descansar, pero es algo a lo que me niego, a ver que no estas, saber que en la graduación estaré solo y el director pedirá un minuto de silencio por ti.

¡Te juro que lo intenté!, pero siempre hubo algo que me ataba a esa negación.

Necesito vencer a tu fantasma.

Chan y Jeongin se han sacrificado por mí, han permanecido a mi lado desde que todo pasó y han dejado de ser melosos o de demostrarse siquiera un poco de amor frente a mí. Sé que los asfixiaba así que comencé a intentar volver a lo que era antes de que el destino me enseñara cuanto me odia.

Lo intenté, ¡Maldita sea, lo intenté!

Y siempre despertaba llorando y corriendo al closet solo para buscar la caja donde aún sigue la chaqueta que me habías prestado, la única cosa que aún tiene tu aroma, el único objeto que me sigue orillando a la locura desesperada de buscarte en un mundo donde ya no existes.

Estoy cansado de llorarle a una chaqueta, estoy cansado de soplar los dientes de león esperando que cumplan mi deseo de borrarte de mi memoria.

Ya no puedo seguir así.

Tomo el control del suelo y reinicio la partida.

Sé que puedo alcanzarte, esta vez sé que puedo ganarte.

Los túneles, aquellos que te divertían tanto porque hacían a los demás autos caer y te colocabas en primer lugar, es extraño, esos túneles son la descripción gráfica de nuestro tiempo juntos, vueltas aceleradas por vivir rápido, deteniéndonos drásticamente al ver que solo éramos adolescentes y un final turbio, donde solo uno de nosotros logró salir del túnel.

Vaya que la realidad supera la ficción.

Estoy cerca.

El fantasma de tu récord está cerca, el marcador en la pantalla marca la diferencia entre nuestras vueltas.

Estoy cerca, paso el primer túnel. La primera vez que te conocí, cuando robaste mi lápiz del power ranger rojo y te golpeé, consiguiéndonos un pase directo a la oficina del director.

Acelero hasta el tope en esta recta. Esa temporada en la que nos distanciamos y huíamos el uno del otro porque sólo éramos pubertos que no entendían lo que pasaba en su vida, pubertos que no entendían porque los corazones de dos hombres podían latir a la misma frecuencia creando un soneto.

Zona de curvas.
Una, tu sonrisa.
Dos, tus caras raras.
Tres, tu necedad de esconderte detrás de la almohada cuando dibujaba patrones imaginarios con mi dedo uniendo tus pecas.

Rojo transparente, el más alto récord a cuatro ruedas, cerca de mi auto negro, tu recuerdo, lo único que queda de lo que alguna vez fuera nuestra más grande felicidad.

Sé que puedo vencerme, tengo que romper tu récord. Acelero, es la última vuelta.

Sólo un poco más, vas un poco más delante de mí.

Acelero. 

Fantasma (ChangLix One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora