Mi último suspiro

Capítulo 4

15 de Noviembre de 2018

LAYLA POV

7:28 a.m.

Me desperté super feliz como todos los días, pero luego la felicidad se me iba al recordar que había clase, pero conservaba mi sonrisa con braquets.

-Hola mamá, hola papá- los saludé con un beso a los 2 que estaban desayunando en la mesa de la cocina.

Siempre me despertaba pronto para poder pasar algo de tiempo con ellos ya que se iban a trabajar y siempre volvían muy tarde.

-¿Que tal cariño?- me dijo mi madre amablemente bebiendo un poco de su café.

-Como todos los días- le dije embozando una sonrisa mientras me preparaba un buen tazón de leche con mis cereales de maiz inflado con miel favoritos.

-¿Qué tal estás tú papá?-nunca habiamos tenido una relación muy cercana mi padre y yo, pero siempre intentaba sacar tema con él.

-Bien- me dijo en un tono cortante pero yo lo ignoré y me senté en la mesa a comer mis cereales.

-¿Que tal vas en los estudios cariño?- mi madre intentaba calmar el ambiente tenso que había en la habitación.

-Tirando- le dije en un tono muy bajo moviendo mis cereales.

-Tienes que sacar muy buenas notas para poder ser abogada como tu madre y yo- mi padre ya está sacando el tema de la familia.

Me levante de la silla apartandola para atrás y poniendo las manos sobre la mesa- creo que se me ha quitado el hambre- dije en un tono malhumorado volviendo a mi habitación.

Me metí en el baño y me miré al espejo, tenía mi pelo alborotado y mi cara estaba tan llena de ojeras que no se sabía donde empezaban y donde acababan.

Fui a mi habitación y cogí mi ropa y unas bragas limpias dispuesta a irme a duchar.

8:25 a.m.

Estaba en mi habitación, ya había acabado de ducharme y prepararme y estaba calzandome para irme ya que mi bus salía a y media y tenía la parada al lado de casa.

Cogí mi mochila y salí por la puerta, mis padres ya se habían ido y estaba sola el resto del día.

8:32 a.m.

-¿Me puedo sentar aquí?- un rubio de ojos color miel me preguntó cuando estaba sentada ocupando los dos asientos del bus, era Fred, un compañero de mi clase que se sentaba casi al lado de mí, era muy guapo y querido por todas las chicas, a mí, sinceramente, me parecía un creido y un chulito.

Alcé la cabeza y me di cuenta que no había más sitios libres haciendo que bajara los pies dejandole un hueco.

-Gracias- me dijo sonriendo, yo ni le miré y me puse a todo volumen en los cascos mi canción favorita "Ya verás" de Funambulista contemplando el paisaje por la ventana.

-¿Te llamabas leya no?- me preguntó quitandome un casco.

Le mire mal y me volví a poner el casco. -Es Layla, me parece increible que llevemos más de 2 años en la misma clase y no te acuerdes de mi nombre- le dije con desprecio ya que fuimos a la misma clase desde que me mudé con 13 años a esta ciudad.