Narra Marnie:
Siento que mi corazón va a salirse de mi pecho y que lo único que se oye en el baño son mis latidos acelerados. Todas las emociones y sentimientos que me causaba verlo vuelven a salir a flote, sencillamente porque nunca se fueron. Las ganas de saltarle encima y abrazarlo no me faltan.
Y después de decir lo que dije, lo único que sale de su boca es:
—¿Qué haces aquí? —pregunta con un tono de sorpresa bastante notable.
No sé por qué su pregunta me decepciona un poco. Supongo que creí que diría un "Te amo y te extrañé" al verme después de tanto tiempo.
—¿Te refieres a que hago en el baño de hombres o que hago en la ciudad? —pregunto frunciendo levemente el ceño.
—A ambas, supongo —dice haciendo una mueca.
—Pues... Volví a la ciudad —digo con una pequeña sonrisa esperando una suya de vuelta, pero no la recibo—. Y estoy en el baño de hombres porque necesitaba orinar y el de mujeres está cerrado. Aunque creo que no soy la única que está en el baño equivocado —añado mirando a la chica castaña a su lado.
—¿Ana podrías dejarnos un momento solos? —le pide a la chica con una tierna sonrisa, de esas que me ofrecía a mi antes. La chica asiente y sale del baño.
¿Aquí es donde brinca hacia mi y me dice que me ama y que quiere que volvamos a estar juntos?
—Stephen... —digo acercándome a él con unas ansias y deseos de tocarlo y sentir que es real, pero a penas pongo un dedo en su pecho, toma mi mano y me detiene.
Me confunde y me mira por unos largos segundos, como si también estuviese tratando de entender la situación y descifrar si es real.
Aleja mi mano de él, pero a pesar de que es un rechazo de su parte, sé que no lo quiere así, porque el hecho de que acaricie mi mano con la suya y que me mire a los ojos y el brillo de hace tres años que no había visto aparezca de nuevo como la primera vez, me hace darme cuenta que aún sigue algo allí.
O al menos eso me gustaría creer.
—Marnie, creo que estás confundida —dice sin duda confundiéndome.
—¿A qué te refieres?
—¿Por qué volviste a la ciudad? —me pregunta dando unos pasos hacia atrás.
—Yo... Extrañaba muchas cosas —admito en voz baja—. Tú eres una de ellas —agrego sin miedo, me mira sin expresión y suspira.
—La chica que está afuera esperándome y que estaba aquí hace unos segundos es mi novia —dice dándome la noticia como un cuchillo al corazón.
Creo que a Stephany se le olvidó mencionar que su hijo tiene novia.
Esto no me lo esperaba.
—Yo... No lo sabía —digo haciendo una mueca.
—¿Cómo lo harías? No hemos hablado por tres años... Y ahora te apareces aquí, en mi ciudad, en mi universidad... Y en el baño de hombres —dice frunciendo el ceño en la última frase.
—Yo simplemente... —balbuceo y juego con mis dedos.
Ni siquiera sé que decir.