Corazonada.

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-Ya sabía yo que ibais a plantaros todas aquí- Sentencia Ele, con tono cansado- Estoy bien.

Son Tania y David. Muchos saludos, muchos gritos y mucha felicidad. Mientras Ele les explica que está muy bien y nuestros intentos de aclararle todos los recuerdos, me doy cuenta de algo.

-¿No habéis tardado muy poco en venir? -Cuestiono, mirando mi reloj de muñeca. 

-Es que no estabamos... Bueno... En casa- Comienza dudando Tania.

-Te dije que se iba a dar cuenta- Ríe David, guiñandome un ojo- Es periodista. 

-Y tengo reloj, vamos. -Completo, con una carcajada, señalando el reloj dorado que llevo en la muñeca. Es parecido al que tenía con catorce o quince años. Aunque este me lo regaló Jesús por mi último cumpleaños. 26 años. 

-Pues si eres tan lista- Me pica Tania, con una sonrisa, sentandose en el sillón- Adivina porque no estaba en casa, venga. 

-Te conozco de toda la vida. Pero necesito alguna pista más ¿Eh? -Le sigo yo la broma, mientras por mi mente empiezan a desfilar las distintas hipótesis. 

-Mmmm... -Se lo piensa mi amiga, entre risas- Hemos tenido que venir a Sevilla porque tenía que ir a la clínica. A la privada. Pista dada. 

Y luego me mira interrogante. A ver si puedo adivinar algo. La clínica de la que habla es especialista en maternidad y geriatrico y... Mi mirada se detiene un momento en la blusa de flores que lleva mi amiga, que es bastante floja. Y abro mucho los ojos. Me giro para mirar a Elena, que asiente, convencida. Está pensando lo mismo que yo.

-¡Tania! ¡Estás embarazada! -Exclamo, llevandome una mano a la boca.

Mi amiga asiente, contenta, y yo le doy un abrazo. Y durante unos minutos las sonrisas y las felicitaciones vuelan por la habitación. 

-Sí que eres buena periodista, sí. -Comenta David, echandose a reír. 

-No me lo repitas más, que se me sube a la cabeza- Respondo con una carcajada.

Y cinco minutos más tarde ya estamso de vuelta a nuestra tarea inicial. Ayudar a Ele a que le de vueltas a la cabeza.

-De eso no me acuerdo mucho- Admite mi amiga, mirandome. -Sí que me acuerdo del vestido, claro. Pero no de como lo elegimos. ¿Estabamos solo las dos?

Asiento, convencida, mientras vuelvo a ese momento, años atrás ya.

*FLASHBACK*

Son más de las nueve de la noche. Me duele la cabeza. Creo que tengo fiebre. Escucho como se abre la puerta de la entrada y sonrío un poco cuando veo a Jesús aparecer en la habitación. 

-¿Te encuentras mal? -Me pregunta preocupado, sentandose a mi lado.

Asiento levemente, sin mover mucho la cabeza. Me pone la mano en la frente con cariño y luego me mira con seriedad.

-Joder, Lore, tienes mucha fiebre. Es que siempre haces igual, si te encuentras mal llamame.

Pongo cara de pena.

-No grites, por favor. -Susurro, agobiada.

-Sí, sí, perdón. -Se corrije en seguida, levantandose- Te traeré algo para la fiebre.

Me acurruco bien, arropándome con las sábanas. Me tomo la pastilla que me trae y lo miro.

-¿Me estiras la manta? 

-¿Tienes mucho frío? 

Él solo lleva puesto un polo de manga corta. Asiento, sin dudarlo. Estira la manta y vuelve a sentarse a mi lado. 

-Repite eso- Jesús y Daniel(Gemelier) PARTE DOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora