Ha sido un tiempo de vivir "así," estar tan atosigado conmigo mismo. Llamándome problema, seguido de "por ahora," "primero estaría bien," o "debería de" como pretextos para insistirme que no soy tanto el problema, que el problema está alrededor de mí, pero, sí ese es el caso, no puedo hacer nada al respecto, no puedo cambiar el mundo a mi antojo. Aunque si yo soy el problema se que podría lograr algo, lo que sea, incluso por el hecho de que no puedo cambiar al mundo aún puedo cambiarme a mí mismo. ¿Esta bien siquiera vivir así? Solo vivo engañándome, ¡Se que soy el problema! Siento que mi realidad colapsa cada día, yo se bien que esto está consumiendo mi vida, pero que puedo hacer si no es culparme por ser un parásito o quejarme que la vida es una construcción hipócrita, una donde todos son mentirosos y los malos somos los honestos. Quisiera regresar en el tiempo y no haber aprendido. No quiero ni me gusta vivir teniendo que guardar lo que siento para no herir a los demás, ¿por qué yo tengo que herirme por ustedes? Solo sigo decepcionandome cada día, cada día añado razones para llamarme problema si después de todo sólo yo, nadie más que yo, sabe o piensa al menos que vivir es el peor martirio. ¿Cuanto cuesta algo de felicidad, o ausencia de dolor? Dónde se busca esperanza es dónde habita el dolor. Ya no quiero vivir, ya no quiero seguir "creyendo" que todo mejorará, detengan esto, culminen mi existencia. Y es que, desde un inicio como individuales somos instruidos para vivir sin jugar, ser civilizados e incluso imitar a políticos demócratas de la antigua Grecia; aunque, ciertamente, es una mentira dulce para el paladar, ¡¿Quien no se la tragaría sin pensarlo?! Siendo aquellos que la rechazan los villanos, los que buscan la verdad, o sea se, desmentir lo que nos enseñaron como correcto. Claro, hablar sirve para crear acuerdos, pero,teniendo gente obstinada y bruta en el poder: Hablar no será la solución. Nos enseñan a no juzgar, o al menos piensan que esta idea y/o actitud moralista es correcta siendo que es parte de la necesidad de autocomplacencia en nuestros superiores; "Le enseñé a respetar a los demás", "Le enseñé a hablar antes de pegar", y he aquí la realidad hipócrita. Vivimos juzgando para evitar que nos juzguen primero, todo por el miedo de afrontar una realidad en la que somos el problema, para meramente apuntar el dedo a alguien más antes de analizarnos frente al espejo, un espejo simbólico al menos. En la escuela "todos somos iguales", dijeron que todos aprenderiamos lo mismo, pero la única verdad es que estamos por nuestra cuenta; "Aprendemos" para nuestro beneficio y el de nadie más, ¡Es un matadero! Condecoramos a los corderitos que hacen todo al pie de la letra y tachamos de estúpidos a quienes hacen lo que quieren, ¡¿Cuál es la libertad de pensar si no podemos usar nuestros propios métodos para conseguir lo que nos apetece?! Finalmente sólo vivimos para morir, y en el intermedio no tenemos la libertad intelectual para pensar según como queramos, no podemos ser nosotros mismos ni tener la libertad de sentirnos felices sin perjudicar a los demás, no podemos amar sin tener que detenernos a pensar en lo que los demás pensarán. ¿Cómo es estar vivo algo bueno? Puedo decantarme a mencionar los placeres materialistas que hacen "más pasajera" la vida, las sensaciones que suelen llegar a hacer que nos arrastremos pero que nos mantengamos en continuo "progreso", como si vivir rodeado de los más puros y añejos vinos, los fajos de billetes más frescos y un ego inflado te salvase del dedo acusador en cada uno de nosotros, aprende que, mientras estés ahí arriba rodeado de tantos lujos y juegues a ser el rey: se'ras también lacayo de la soledad. Siempre envuelto en la melodramática auto sugestión a la tristeza, casi incapaz de ver la vida como algo entretenido por sí mismo, vivir para disfrutar la vida, o ¿vivir para morir? Y es que biológicamente hablando, no es ni una ni la otra, solo es vivir para reproducirse; después de eso y algo de crisis existencial, tu propósito como individual es cesar tu existencia para dar paso a la nueva generación. Me gusta creer, muy en el fondo de mi subconsciente que el nirvana es un estado posible, un concepto no idealizado sino ya materializado para aquellos que han "sobre-evolucionado", aquellos que viven fuera de la normativa social y moral para atenderse a sí mismos y mejorar como intelectuales. Algo así como en el budismo, pero no tan mitico.