Naruto: historia de un amor destruido

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Me arrepiento de no haber insistido más al llevar la contraria a mi familia, de haberlo hecho, igual no estaría en una posición social tan buena, pero sería infinitamente más feliz, sobre todo porque estaría a tu lado, al lado del amor de mi vida.

Pero empecemos desde el principio.

Todo empezó en el instituto, yo estaba enamorado de Sakura, pero sus constantes rechazos hicieron que, poco a poco, perdiera la esperanza de ser amado. Hasta que llegaste tú. El verdadero amor de mi vida. Una muchacha hermosa, la más hermosa que había visto nunca, de ojos claros como la luna, pelo azulado y sonrisa perpetua. Me quedé prendado de tu belleza, pero no competía con los sentimientos que tenía por Sakura. Pero fui conociéndote, y descubrí que tu belleza exterior sólo era superada por tu belleza interior. Eras amable, simpática, agradable, y tenías un gran corazón. Sin buscarlo, me vi perdidamente enamorado de ti. Era algo totalmente diferente a lo que sentía por Sakura, era natural, no era forzado, sentía que era verdadero. No era fácil confesarme, porque esta vez sí que hablaría con el corazón, pero cuando hice acopio de todo el valor que había en mí, te llevé a un parque y me declaré. Tus lágrimas me hicieron pensar lo peor, no te gustaba lastimar a la gente, pero cuando me abrazaste y me dijiste al oído que tú sentías lo mismo que yo, no pude evitar estrecharte con fuerza entre mis brazos, recuerdo que me dijiste que te ahogabas, y yo reí. Al mirar tu hermoso rostro, no pude reprimirme más y te besé. Era el inicio de la parte más maravillosa de mi vida.

Por desgracia, la felicidad no dura para siempre. Mi familia estaba reunida con la familia de Sakura, era habitual que, por alianzas empresariales, se dieran reuniones con otros empresarios. Ese día me dieron la nefasta noticia. Tenía que casarme con Sakura. Yo, evidentemente, me negué, te amaba demasiado y así lo dije, pero me dijeron que en este mundo, a veces el amor era algo secundario. No lo entendía, ¿cómo podía ser el sentimiento más maravilloso del mundo algo secundario? No dije nada más y salí corriendo de mi casa y me fui a ese parque, donde nos hicimos pareja, a pensar. No quería, no debía, no podía, pero me obligarían a hacerlo. Al menos debía hablar contigo, por más que me doliera. Me veía obligado a mandar a la basura los tres mejores años de mi vida.

Fui a tu casa, me recibiste con amor, como siempre lo hacías. Dios... Cuantísimo te iba a echar de menos. Tenía que hacerlo, por mucho que doliera. Rompimos, no sin antes decirte que no quería, pero que no podíamos estar juntos. Pero antes de marcharme de tu vida, me diste el honor de ser tu primero y tu único, o eso quiero pensar. Al igual que tú fuiste mi primera y mi única. En ese instante lo supe: nunca volvería a sentir nada remotamente similar por alguien. Te lo dije, y en un último gusto que me di contigo, te besé. Derramé una lágrima por ti cuando te besé, porque sabía que te haría daño, tanto como el que me hacía a mí mismo. Me marché, sin quererlo, y cuando cerré la puerta, me derrumbé. Te oí llorar, y no pude evitar llorar yo también.

Fui con paso tranquilo a mi casa, totalmente deprimido, con los ojos enrojecidos. Cuando llegué, estaba Sakura allí, triste. Igual no tanto como yo, o sí, pero no me importaba. Me abrazó y me dijo que lo sentía, que no era cosa de ella, que ella tampoco quería. Ninguno lo deseaba. Así, empezamos a salir, pero mantuvimos un acuerdo: nunca llegaríamos al plano físico. Aunque no estuviera contigo, te sería fiel. A luces de todos, parecíamos una pareja feliz. Sólo nosotros sabíamos la realidad.

Cierto día, Sakura me preguntó cómo había empezado a salir contigo. Ese tema era tabú, sabía que me hacía daño, pero preferí revelar cómo empezó todo lo que habíamos vivido, los maravillosos tres años. La llevé a ese parque, donde me hiciste tan feliz, a ese banco, donde sellamos nuestro amor. En un momento dado, juré ver una cabellera azulada corriendo. Estaba tan enamorado de ti que te veía en visiones. Me entristecí, cómo deseaba estar contigo. Acompañé a Sakura a su casa y me dirigí a la mía, sólo para descubrir que ya teníamos fecha para la boda. Ni siquiera hice un gesto de aprobación o de disgusto, estaba resignado.

Un amor perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora