Natasha miró el reloj de su sala.

«12: 30 pm»

Vaya!  no puedo creer que haya pasado tan rápido el tiempo!"

Ella se había pasado toda la mañana,  desde que sus padres se fueron, practicando una nueva canción en su guitarra, en ese momento ya se la había aprendido pero habían momentos en los no lograba formar perfectamente uno y que otro acorde y la canción se distorsionaba, cada vez que esto pasaba, ella volvía a empezar y hasta esa hora ya se había vuelto un circulo vicioso muy agobiante.

Después de soltar un gran suspiro de cansancio y un pequeño gemido por su dolor en la espalda causado por estar en una misma posición toda la mañana, Natasha se levantó de su cama y caminó a la sala.

Argh!,  ¡cuanta hambre tengo!"

Pensó mientras llegaba al refrigerador  y lo abría para ver su contenido.

"¿Un sándwich o algo más complicado?"

Mientras ella trataba de elegir qué comer, se escuchó un gran estruendo en la recámara de huéspedes,  la cuál había estado bajo llave desde varios meses atrás.

Natasha se estremeció.

Trató de recordar los muebles y adornos que se encontraban ahí, queriendo adivinar qué era lo que se habría podido caer.
Mientras lo hacía, se aproximaba a las escaleras (su recámara era la única que se encontraba en el primer piso pues ella le tenía un gran temor a las alturas,  y también, por ver demasiadas películas de terror, le tenía bastante miedo a subir o bajar escaleras) y después de un rato de dudar, con una extrema precaución, las subió.

Antes de subir los últimos escalones se asomó a la puerta de la recámara de huéspedes,  que se encontraba bastante cerca y a la derecha de las escaleras.

Seguía cerrada.

Se sintió un poco mejor,  pero aún seguía tensa.

Cuando estuvo frente la puerta y estiró la mano para tomar la manija, se congeló,  pues volvió a escuchar esa horrible respiración.

"¿Viene del otro lado? ..."

Pegó su oreja derecha a la puerta para escuchar más.

La respiración se detuvo.

Ella rápidamente abrió la puerta y a la vez gritó.

- ¡¿Quien anda ahí?!

No hubo repuesta...

Ella se sintió aún más aliviada.

Ya tranquila, observó el cuarto y notó que se había caído un pequeño joyero que había estado en medio de la corriente de aire proveniente de la ventana, era obvio que esa era la causa de su caída.

Natasha suspiró, con su corazón feliz y aliviado, dió un paso hacia atrás y al darse media vuelta, disponiéndose a salir...

Un pequeño reloj despertador antiguo cayó al suelo, y al momento, comenzó a sonar de una manera macabra.

Ella saltó de terror pero se armó de valor y se acercó a éste.

"¿Qué podría pasar?,  es sólo un tonto reloj."

Pensaba mientras se acercaba a éste.

Cuando estaba a un sólo paso de alcanzarlo, el reloj dejó de sonar...

Ella se detuvo...

Lo observó por un momento y después alargó su mano hacia él,  lo levantó y admiró con detenimiento.

NatashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora