Alguna vez se preguntaron ¿Cómo vive una persona sabiendo que sufre de cáncer? ¿Qué pensamientos se le pasa por la cabeza? ¿Cómo está la familia de alguien con esta enfermedad? quizás la mayoría lo hizo y otras no, ponte en el lugar de una persona con esa enfermedad y piensa como lo debe de estar pasando por luchar con ello en su cuerpo.
A los 9 años de edad, María dejó de ser una niña, aprendió a estar aislada de todo, a no correr, a no caminar y sin ganas de jugar. Lastimosamente tuvo que abandonar la escuela cuando iba por el tercer grado de primaria. Su vida en Huancayo a lado de su mamá Delia y sus cuatro hermanos desapareció el día en que le diagnosticaron leucemia.
En la ciudad de Huancayo, los doctores le dijeron a su mamá que el sangrado de la nariz, la fiebre muy alta y el dolor de las articulaciones eran consecuencias de un "cuadro psicológico". Su mamá tras escuchar al doctor dudó aunque ella no podía sentarse.
Después de asistir durante seis largos meses a un reumatólogo que solo les dejó muchas deudas, ambas viajaron a Lima para llegar al Hospital del Niño. Los doctores le extrajeron líquido cefalorraquídeo de la columna vertebral y le detectaron el cáncer. La orden de internarla en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) fue rápida e inmediata. Estando solas sin ningún familiar en Lima, madre e hija fueron acogidas en el albergue Aldimi/Casamor.
A la niña María Angélica siendo una menor de edad, el miedo no la alcanzó ni cuando los médicos le dijeron que el tratamiento duraría tres largos años y que el cabello se le caería por completo; el pavor le llegó directamente a la sangre cuando en su primera quimioterapia le inyectaron 'la roja' o así es como le llaman los pacientes a la adriamicina, un medicamento de color rojo utilizado siempre en los tratamientos contra el cáncer. Sus efectos más comunes y temidos son las arritmias y el vómito.
Después de 7 largos meses de permanecer internada en el INEN y de recibir quimioterapia constante, María Angélica fue dada de alta pero con una condición que era llevar un corsé para poder volver a sentarse y hacer terapia de rehabilitación para poder caminar. Para ella era como ser un bebe, ya le ponían fierros calientes en las piernas para que sus huesos se soltaran.
Cuando volvió al albergue, ella intentó caminar como una niña normal. La niña de 9 años ahora tenía 10 años de edad. Su ansiedad le complicó aún más la agonía y lastimosamente en una mala movida se cayó y se fracturó la cadera. Sus piernas quedaron encerradas en una férula, un dispositivo médico que inmoviliza las extremidades. Ella relató que volvió a Huancayo como una niña robot. Luego de dos años de tratamientos al mes, estando ya con el cabello largo y con 12 años cumplidos, María Angélica recibió la noticia que había estado esperando y es que el cáncer había desaparecido. Estaba muy alegre al igual que la mama y los hermanos.
YOU ARE READING
Vencer el cáncer es volver a nacer
Historia CortaEs una pequeña Crónica periodística que le paso a una chica que pudo vencer el cáncer, espero les guste