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Y transcurrido el tiempo, cada encuentro que tenían durante los recesos, los unía más. Gumball y Daniel ya se llevaban como mejores amigos, ambos disfrutaban mucho de la compañía el otro.

Era maravilloso, simplemente maravilloso, sobre todo para Daniel, pero, aún no era suficiente. Él entendía bien que lo que sentía era algo más serio con Gumball, más que una simple amistad. Él estaba seguro, quería conseguirlo, y no esperaría más tiempo.

Por parte de Gumball, era extraño, nunca se había sentido tan cómodo estar con un chico, era un sentimiento que no podía describir. Esto lo conducía a la confusión, recordaba y analizaba todo aquello que aprendía de la sociedad a esa edad, de la influencia de familiares o lo que escuchaba en la Televisión. Todos aquellos sentimientos que la gente expresa al estar en ese estado de enamoramiento, todo aquello que en ese momento podía sentir, ¿eso era una prueba de que si estaba... ¿Enamorado? pero, ¿por qué? ¿Y porqué con un chico? Todo lo que había aprendido hasta el momento, es que las relaciones amorosas se forman entre hombre y mujer, pero ¿hombre y hombre? Era algo nuevo, pero nunca le habían educado de esa manera ¿Significaba que... Algo no iba bien?

No, no aparentaba ser algo malo.
En cualquier lugar a donde iba, podía encontrar a parejas homosexuales, compartiendo tiempo juntos, sin temor.
Eso por un lado le ayudaba a aceptar sus sentimientos.

Pero

"Los niños sólo deben estar con las niñas"

Y así es como pensaba una parte de la gente, lo confirmó cuando jugando en el parque escuchó como dos mujeres regañan a sus pequeños hijos por sus peculiares conductas y hacerlos "entrar en razón"

Temía sacar aquel tema con sus padres. Temía que fueran como el resto de la sociedad.

Pero valdría la pena intentar... Sus padres no pueden ser ese tipo de persona, al menos eso no demostraban ser...

Ya estaba decidido.

La reacción de sus padres no fue la mejor. Por una parte, Richard sentía la situación de su hijo como algo... Chocante, no sabía cómo tomarselo.

Por el otro, Nicole estaba un poco disgustada, pero sólo era una etapa según pensaba ella; "mi hijo está descubriéndose. Con el tiempo él comprenderá mejor lo que hace"
Pero si su hijo era feliz así, entonces todo estaría bien.

- ¿Gumball...? -
La voz del rubio interrumpió sus pensamientos.
- Ah... S-si?-
- ¿Sucede algo? Estás... Muy callado-
- oh... No es nada... Sólo andaba un poco distraído...- Rascó su nuca con una sonrisa nerviosa.
- Está bien....-

Un corto silencio antes de que Daniel volviera a hablar.
- ¿Sabes? -
- ¿si...? -
- Hay algo que quiero decirte-

Y el sonido de la campana interrumpió.
- T-te lo diré a la hora de salida... ¡Te espero en el patio!-
Y salió corriendo a su salón. El peliazul luego le siguió caminando a sus clases con aquella duda rondando en su cabeza "¿qué será eso que quiere decirme?"

Estaba esperando al pequeño peliazul en un lugar más apartado del patio de la escuela, donde nadie podría verlos y molestarlos. Los nervios estaban dominándole completamente, pero ya no podía arrepentirse de nada.
Estaba pensando demasiado en las palabras que quería decir, las pensó toda la noche y la mañana, pero aún no quedaba conforme, quería que todo saliera bien, sabía que no debía hacerse demasiadas ilusiones, pero pensar negativamente sólo lo lastimaba.

Si Tan Sólo Me Notaras, Los Pasillos No Verían Mis Lágrimas || Gumdog Donde viven las historias. Descúbrelo ahora