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El pequeño pecoso miraba disimuladamente tras una pared, atentamente su vista estaba puesta en un pequeño grupo de niños, menores que él, que alegremente conversaban, especialmente en un pequeño peliazul de orejas gatunas, Gumball Watterson.

Durante los recesos, Daniel gustaba de observarlo, ¿cómo aquel chico podía ser tan sociable? Parece que se lleva muy bien con mucha gente, en cambio él, era muy tímido y el tema de hacer amigos, era algo que se le dificultaba mucho. ¿Debía ser su amigo? Eso era lo que sentía, pero... ¿Cómo acercarse a él?

Pero sentía que algo más le atraía de ese gato, grandes y brillantes ojos azules, su sedoso cabello y ese pequeño cuerpo delgado, tan tierno. Cada vez que lo veía, sentía como los nervios lo invadían al tiempo que su corazón latía rápidamente ansioso ¿Eso era sólo un extraño sentimiento de amistad que sentía por él? No, Era algo más...

Oh no.

Giró su cuerpo mientras ocultaba, con ambas manos, su ruborizado rostro, su prescencia había sido notaba por él. (Qué vergüenza...). Sonó en ese momento la campana, dió la vuelta nuevamente para dirigirse a su salón de clase, lamentablemente en ese momento pasó chocando con alguien, por el impacto no pudo mantener el equilibrio.

- Ahm.. Lo siento... -
Levantó su vista mientras acomodaba su gorra para ver mejor a la persona quien extendía su mano para ayudarle...

Nonono, lo que menos quería.

Rápidamente se levantó del suelo y un, no muy audible, "no importa" salió de sus labios, fue hacia su salón a paso rápido, sus mejillas aún ardía en un fuerte rubor mientras se reprendía mentalmente por actuar de una forma tonta...

- ¡Julius! - Gritó eufórico Daniel al momento que entraba al salón y corría donde estaba su amigo. Éste suspiró pesadamente.
- ¿Qué sucede?... - Daniel se abalanzó sobre él y empezó a jalar de su camisa, su amigo pelinegro ya se estaba poniendo un poco irritado por su actitud, sostuvo de los hombros al enérgico rubio para mirarlo a los ojos y tratar de relajarlo. Ya una vez calmado, prosiguió a hablar.
- Necesito ayuda... Ya. -

- ¡No puedo hacerlo! -
- ¿qué no quieres hacerlo? -
- P-pero... ¿¡S-si no lo hago bien!?-
- ¡Sólo tienes que acercarte a él y hablarle! No hay mucha ciencia-


Julius empujaba a su amigo quien oponía resistencia para no acercarse al peliazul, estando frente a ellos de espaldas sentado sólo en una banca, sería un buen momento para que Daniel le hablara sin sentir la presión de tanta gente a su alrededor.

Así pasaron un buen rato en el cual de a poco lograba acercarlo mas Daniel aún no se lanzaba a hablarle, ya un poco cansado Julius dejó de poner fuerza, dejando que el rubio se relajara, ya así, de improvisto lo empujó, provocando que éste cayera sobre la espalda del peliazul, ambos se alteraron y un pequeño quejido de la sorpresa provino del menor.
Daniel estaba apunto de reclamar pero Julius ya se había ido del lugar, dejó salir un suspiro enojado.

- Eh... ¿Podrías quitarte de encima mío? - Preguntó incomodado, el rubio rápidamente se levantó, por poco pierde el equilibrio.
-Ah... ¡L-lo siento! - Sentir la mirada fijamente del contrario sobre él lo ponía azogado, dió la vuelta dándole la espalda mientras bajaba su gorra para tapar su rostro colorado, esa tierna imágen provocó una pequeña risa en el peliazul.

- Oye... - habló devuelta - No me había dado cuenta... Tú gorra parece ser de la misma marca que mi camisa, ¿puedo verla? - Se levantó del asiento y caminó acercándose al rubio. Éste al notarlo se alteró y sujetó más fuerte su gorra para que no la tomara y viera su rostro sonrojado, aunque el contrario insistiera para que lo haga, aún seguía poniendo resistencia.

Éste ante su actitud, se lanzó sobre él con la intención de quitarle la gorra, muy insistente, entre tanto forcejeo de parte de ambos, cayeron al suelo, el peliazul logró su objetivo, no prestaba atención a la posición en la que ambos habían terminado.

Entró en un estado de pánico ante la situación, tenía al pequeño gato sobre él ¡Estaba haciendo demasiado contacto físico con la persona que le gusta! Comenzó a hiperventilarse ansioso, Gumball no prestaba atención al asunto hasta que hicieron presencia leves sollozos, bajó su vista para notar como Daniel empezaba a llorar con pánico.

Se sobresaltó y se levantó rápidamente ayudandole a él también. Le devolvió su gorra mientras pedía varias veces disculpas preocupado. Con delicadeza, pasó sus dedos por las mejillas del mayor limpiando sus lágrimas, Daniel reaccionó apartando las manos de Gumball diciéndole que estaba bien, sólo para luego caminar alejándose rápidamente, dejando a Gumball perplejo.

La mañana del día siguiente parecía ir con total normalidad. Daniel no se atrevía a acercarse nuevamente a Gumball después de lo sucedido. En clases hablaba con Julius sobre aquello, recibiendo algunas pequeñas burlas de su parte por su "actitud de nena", molestandolo.
- Aún así, vas progresando. Estoy orgulloso de ti. - Dijo aquellas palabras para tratar de animarlo un poco,pues si, no había tenido antes tanta comunicación con alguien, aunque no la haya manejado de la mejor manera... Pero... puede que se presente una oportunidad como aquella, y no la echaría a perder.

En receso, Daniel merendaba en el patio de la escuela, solo, puesto que Julius había terminado en detención por cierta travesura.
Pasaba el tiempo para él con tranquilidad, hasta que sintió que alguien le tocaba el hombro tratando de captar su atención, se sobresaltó un poco al ver a la persona sentándose a su lado.
- Hey... H-Hola, hm... - El peliazul tartamudeaba un poco, buscando las palabras indicadas para iniciar una buena conversación.

-Eh... ¿Te encuentras bien hoy?- Una pequeña sonrisa adornó en su rostro, al verlo las mejillas del pecoso se ruborizaron un poco.
- Eh... S-si... Hoy todo bien... - Desvío su mirada al suelo hablando con notorios nervios.
- Es bueno oir eso. - Manteniendo ese tinte de alegría, dió una pequeña palmada en su espalda, mostrando confianza para que el ambiente entre ambos se sintiera más relajado. Daniel levantó su vista hacia él, y esbozó una pequeña sonrisa, al notar esto Gumball se alegró, y siguió conversando con él, sobre cualquier cosa aleatoria que salía de su mente bizarra, sacando pequeñas risas del rubio. Realmente, se sentía muy agradable...

El tiempo pasó volando, y ya era momento de regresar a clases.
- Nos vemos mañana. - Se levantó de la banca, se despidió con un gesto con la mano y salió corriendo a su salón. El rubio se quedó un rato ahí, se levantó dando un brinco con mucha alegría, corrió a su salón, esa sonrisa no podría irse fácilmente.

Si Tan Sólo Me Notaras, Los Pasillos No Verían Mis Lágrimas || Gumdog Donde viven las historias. Descúbrelo ahora