Prólogo

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Fui a mi habitación cerrando la puerta de un portazo, me senté en mi silla, débil, y cogí mi fiel cuaderno. Comencé a anotar mis sentimientos.

Hoy es como siempre, me sumí en una eterna oscuridad, mis ojos ciegos de odio y tristeza me rompieron y me calaron hasta lo más profundo de mi ser.

Terminé de escribir y me recosté sobre la mesa, algunas lágrimas resbalaron por mi mejilla, simplemente luego cerré los ojos y quedé profundamente dormido.

Don't call me baby - (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora