CAPÍTULO 1 - "Bocazas"
Una máquina infernal llamada alarma me despierta de mala manera. No tengo ganas de levantarme, daría lo que fuese por poder permanecer en mi cómoda cama todo el día. Decido hacer como la que se me pasa la hora para ver si mi madre se despista y me deja estar hoy en casa. Pronto, caigo en los brazos de Morfeo adentrándome en un profundo sueño.
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- ¡Jess, ya te he preparado el desayuno, baja a desayunar o no llegarás al autobús! - me advierte mi adorada madre.
Aún estoy haciendo la vaga en la cama y como me vea en estas condiciones, me llevaré una buena. Pero es que nada más pensar que tengo que entrar en la cárcel y permanecer allí seis horas obligatorias hasta la salida, es agotador, añadiendo además, a los idiotas que disfrutan molestando.
Me sumerjo en mi mundo, pensando los pros que tiene ir al colegio, desgraciadamente no encuentro ninguno. De repente, oigo unas pisadas por las escaleras, y antes de que pueda levantarme de un salto de la cama, mi madre entra en mi habitación como alma que lleva el diablo.
- Jessica Stewart, ¡¿SE PUEDE SABER POR QUÉ NO ESTÁS LISTA PARA EL COLEGIO?! - grita mi silenciosa madre, agarrándose la cabeza de las manos como si se le fuera a caer. Sin poder aguantarlo, suelto una risita. Por desgracia, se da cuenta, y esto le hace enfadar más.
- Jessica, cariño, ¿podrías ser tan amable de decirme por qué razón estabas riéndote en mis narices? - esta faceta me asusta más. Sonríe con malicia, lo que me hace acordarme del gato de Alicia en el país de las Maravillas.
- Ya voy, mamá, dame diez minutos y estoy lista, ¿qué hora es?
- Son las... - mira hacia su muñeca izquierda y cuando ve la hora, se abanica con la mano- cielo, son las ocho...
- ¡Oh, mierda! ¡Joder, he perdido el bus! - me levanto hecha una furia de la cama, me doy la ducha más corta de mi vida (lo nunca logrado hasta ahora) y me pongo unos shorts y una camiseta, acompañado todo por unos tenis. Cojo el material para clase y lo estrujo de mala manera en la mochila.
No me da tiempo a desayunar, ¡joder, amo la comida! Así que para no irme sin desayunar me llevo un zumo y un cupcake que disfruto mientras corro hasta la parada del bus.
Cuando llega el bus, ya me he terminado mi poco premeditado desayuno.
Se abren las puertas del bus, y saludo al chófer:
- Buenos días.
- Jess, es la última vez que paro para recogerte, todos las semanas tienes que llegar tarde un día, ¿lo haces adrede? - el chófer harto de mí, me humilla como mejor sabe: regañándome, como para variar.
- En realidad no.
- Que sea la última vez, vamos, pasa - dice el muy insoportable chófer (denominado así sólo cuando me humilla).
Tengo que andar poco, porque me siento en los primeros asientos, por detrás se sienta la chusma, la gente más malota del instituto, lo contrario a mí.
Como siempre, me siento sola, aunque como dicen "es mejor estar sola que mal acompañada", no le doy mucha importancia, ya me he acostumbrado.
Conecto los cascos al móvil y me desconecto del mundo durante media hora, tiempo en el que llegamos a nuestro destino.
Bajo del bus y me dispongo a entrar en el instituto, cuando me doy cuenta de que tengo los cordones desatados, así que me agacho, poniéndome en cuclillas. Tan repentino fue que un chico cayó sobre mí, llevándose él la mayor parte del dolor, por suerte para mí.
- Eh... lo siento... ¿estás b.. - no me deja terminar la frase cuando dice - ¡¿Pero qué coño haces idiota?! Mira por dónde vas, ¡friki!
- Será imbécil el capullo... - digo bajando el tono de voz mientras termino de atarme los cordones y ando hacia delante.
- ¿Qué has dicho, friki? - intenta intimidarme mirándome con desprecio, pero no me afecta en absoluto.
No me giro ni le hablo, le muestro mi dedo corazón. Gilipollas, no soporto a los tipos como él. Se creen lo más guay del momento por ser un 'chico malo' y escaparse, fumar y otras chorradas. Veremos quién se ríe el último cuando yo tenga trabajo y él no. Al menos, es en lo que puedo consolarme.
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El día pasa normal y corriente, sin ningún acontecimiento importante que relatar.
Toca lengua y literatura, una clase aburrida que a veces resulta más divertida por el hecho de que la profesora empieza hablar de algo y se enrolla de tal manera, que habla sola en voz alta, cada uno hace lo que quiere, y la pobre no se da cuenta.
En esta clase, no es menos. Empieza hablándonos del teatro, en la época del Renacimiento y del Barroco. Lo único que escucho es bla, bla, bla...
Miro el reloj, sólo queda media hora para finalizar la clase, ¡vamos!
Decido prestar un poco de atención, a diferencia de mis compañeros y lo único que logra captar mi cerebro es: "representación... alumnos de sexto curso.... próxima semana... caperucita roja".
- Perdone, profesora, ¿Podría repetir lo último que ha dicho?
- Dije, señorita Stewart, que la próxima semana se realizará una representación para los alumnos de sexto curso que visitarán el centro, y vosotros representaréis Caperucita Roja, ¿qué le parece?
- Eh, profesora... ¿no cree que es una obra un poco infantil para nosotros? - intento que mi tono de voz suene pacífica, pero veo que no lo logro cuando suelta sus papeles en la mesa y empieza a andar de un lado para otro.
- Srta. Stewart, el departamento de lengua y literatura ha decidido hacer una obra adecuada para los alumnos que nos visitarán la próxima semana, ¿no cree que Caperucita Roja les será más fácil de apreciar que Romeo y Julieta?
- Bueno... profesora... visto desde ahí no está mal decidido... ¿Quiénes serán los protagonistas? - de repente no puedo controlar mi característica curiosidad y antes de que me pueda dar cuenta, ya lo he preguntado.
- Dado que usted está muy participativa, usted será Caperucita, le preguntaría qué le parece la idea, pero no acepto un no por respuesta- ¡Vaya, pero qué amable! ¡Lo que me faltaba, una obra de teatro! Y nada más y nada menos que de Caperucita Roja... Simplemente genial. Soy una bocazas.
- Alumnos, esta ha sido la clase por hoy, en la siguiente clase, elegiremos al lobo y al resto de los personajes, que tengáis un buen día.
Ya, claro. Ella dice 'elegiremos' pero me apuesto la cabeza a que vendrá dispuesta a nombrarlos sin contar con la opinión de nadie. Sólo espero que quien elija ella para el papel lobo, no sea el chico al que tanto odio, de ser así, haré lo imposible, para que uno del los dos esté fuera de la obra.
¡Riiiiiing!
Salgo del aula y doy gracias a dios por haber hecho que sea la hora de regresar a mi hogar.
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Pringada
Teen Fiction¿Qué hacer cuando todo te sale mal y eres el centro de atención sin querer serlo? Esta es la vida de Jessica Stewart, una chica antisocial que finge y aparenta ser una chica normal, ¿realmente lo es? ¿Es una pringada? Si quieres saber más sobre Jess...