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El día que todo terminó, nunca esperé tu mensaje para hablar. Las veces que teníamos aquellas discusiones jamás te lleve la contraria y siempre pedí perdón porque lo que tú me reprochaste de haber estado haciendo mal. 

Mi madre decía que la mejor forma de que un hombre amara a una mujer era callando todo. Soy una tonta por haberla escuchado... Eso nunca fue suficiente para ti. Puede ser que te aburriste de mi silencio en nuestras discusiones y traté de ser dócil como me enseñó mi madre, pero nunca fue suficiente.

Espero que, si alguna vez realmente nos amamos, tuviésemos otra oportunidad, prometo ser yo en todo momento; no callaré más, haré lo que me pidas y cambiaré si es necesario.

Pediré perdón hasta mis últimos días, porque todo lo que hice nunca llegó a complacerte.

Amor de DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora