Epílogo.
Seis años después…
Han pasado ya seis años de la oscuridad en donde me encontraba para que al fin, tres años más tarde, encontrar la luz entre las tinieblas y con ella llegaba el Sol un año más tarde. Me casé con Roberto, él es mi luz y mi sostén cuando pierdo el equilibro y mi Sol es Emma, mi pequeña princesa de dos años a la que amo y adoro con todo mi corazón.
−Cariño… -escuche la voz de mi amado- Mel… ¿Quieres ir con Emma y conmigo al zoo? –me preguntó desde las escaleras, yo asentí-
−Dame un minuto y ahora bajo.
Camine a la habitación que compartíamos Roberto y yo, saque la caja que estaba debajo de la cama era pequeña y la metí en mi bolso, me puse un vestido recto estampado con líneas horizontales que llegaba a las rodillas y lo acompañe con unas zapatillas grises con un poco de tacón. Tome mi bolso, hoy le daría la gran sorpresa al amor de mi vida.
−Estoy lista –Emma camino entre trompicones hasta mí- hola cielo, ¿quieres ir? –ella asintió entusiasmada.
−Cielo, ¿nos vamos? –se acercó a nosotras y a mí me dio un beso en los labios que me supo a gloria y a Emma le dio un sonoro en la mejilla- Sabes… te ves deslumbrante cariño, no sé lo que es pero te miras fantástica. –sonreí enamorada-
−Gracias –se lo dije con tanto amor y sinceridad que él me volvió a besar, nos separamos porque Emma se estaba poniendo inquieta-
Me tomo de la mano mientras que con la otra cargo a Emma, subimos al auto y aseguramos a Emma en su sillita estaba tan hermosa. Llegamos y estacionamos. Desde que entramos sabíamos que este sería un día largo pero aún así aceptamos el reto por Emma, que estaba muy emocionada de estar ahí. Después de cuatro horas ni Roberto ni yo dábamos para más pero Emma aún traía la pila cargada al cien.
Les aconseje que fuéramos por algo de cenar, ya que estaba anocheciendo. Pasamos un buen rato jugando con la bebe y coqueteando entre nosotros, era como sí todavía estuviéramos de novios y eso era lo que me hacía amarlo tanto, me trataba como a su novia. Cuando ya estábamos por terminar me entraron los nervios, no sabía cómo decirlo es como si fuera primeriza otra vez.
−Amor… -llamé la atención de Roberto, él me miró- tengo que decirte algo –él frunció el ceño, por su cara adivine que pensaba que era algo malo- no es nada malo cariño, no te preocupes –su cara no se suavizó, quería reírme a carcajadas-
−¿Te sucede algo, Melissa? –dijo ya muy preocupado, pobre de él- Vamos, dime ¿Qué sucede? ¿Estás bien? –yo reí- ¿De qué te ríes?
−No seas paranoico, te tengo una sorpresa –abrí mi bolso y de el saque la cajita pequeña- ten, ábrelo –él se quedo confuso pero lo tomo-
−¿Qué es esto? –No lo sabrás si no lo abres
Sacudió la caja y escucho algo que golpeaba dentro, yo reí. Lo desenvolvió y de él saco un pequeño zapatito azul. Frunció el ceño tratando de adivinar que era todo eso, trataba de una manera sobrehumana de no reír. Cuando la comprensión llegó a él sus ojos se abrieron como platos, me miro, cerró sus ojos y puso sus manos en su cara. Me quedé atónita, ¿no estaba feliz?, escuche un extraño ruidito, lo mire y… ¡ESTABA LLORANDO! El hombre grande e intimidante lloraba, ¡DE FELICIDAD! Me levante rápidamente y fui a su lado, lo abracé y él me abrazó con mucha fuerza.
−Felicidades cariño… vas a ser papá –le susurré al oído, él me miró con tanto amor que sentí como se me derretía el corazón- te amo.
−Te amo mi amor, gracias, gracias, gracias –me lo repetía continuamente- ¿Será varón? –yo asentí sonriendo- Oh… cielo, eres lo mejor que me ha pasado en la vida, gracias, gracias, gracias –se separo bruscamente de mí pero con una gran felicidad- ¡AMIGOS MÍOS! ¡SERÉ PAPÁ, POR SEGUNDA VEZ! –gritó y los presentes comenzaron a aplaudir yo reía y él me besó tan apasionadamente que me dejo jadeando- Y que conste que no se ha cerrado la fábrica –me susurró al oído-
Mi vida ha sido así hasta ahora, llena de amor y felicidad que a veces tengo tanto miedo de que todo esto se me escapé y ya no sepa como volver a levantarme. Pero día con día disfruto de los amores de mi vida y los mimo y apoyo desde antes, desde ahora y para siempre.
Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos.
El amor llega a aquel que espera, aunque lo hayan decepcionado, a aquel que aun cree, aunque haya sido traicionado, a aquel que todavía necesite amar, aunque antes haya sido lastimado y a aquel que tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo.
FIN. ♥
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Diario de un Maltrato.
Short StoryMelissa está perdidamente enamorada de su agresivo esposo. Lo ama y no lo quiere dejar, es único. Pero ¿tendrá que suceder algo realmente malo, para que abra los ojos?.