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Corriendo entre bastos campos se hallaba una joven de castaños cabellos luciendo un bello y simple vestido blanco, prenda hecha por su propia madre quien en la distancia la observaba acompañada por quien era su marido, el matrimonio se sentía feliz por haber sido bendecidos con una hija como lo era su pequeña Thalía, cuyo corazón era tan puro y bondadoso, aun si el mundo quizás se hallaba cubierto por maldad aun existían personas a quienes la maldad seguía sin alcanzar.

Thalía a diferencia de otras jóvenes de su edad, prefería pasar sus tardes bailando entre los vivos campos o cantando en alguna parte del bosque ubicado a las espaldas de su hogar, aun si no poseía muchas amistadas las pocas que tenia le eran más que suficientes para ser feliz—. ¿Thalía, no te gustaría ir a la capital la semana que entra? —le pregunto su amiga Susan mientras se encontraban retornando a casa luego de un largo día de escuela, por el camino habían estado acompañadas por algunos compañeros, pero a mitad del trayecto cada uno fue tomando caminos distintos hacia sus respectivas casas—. De vez en cuando es bueno ir a pasear a sitios fuera de casa, ¿No te parece?

La proposición en su resultaba tentadora, eran escasas las veces en las cuales Thalía se permitía dejar aun lado su pueblerina vida y sentirse parte del mundo urbanizado, sin embargo, hacia tan solo un par de días poseía grandes motivos para permanecer en su hogar, había encontrado a alguien quien le resultaba sumamente curiosos y atraía toda su atención—. Lo siento, pero tengo algunas cosas que hacer la semana entrante —se disculpó apenada procurando dar la menor cantidad de detalles posibles. Ambas jóvenes siguieron conversando un poco más sobre los planes para viajar a la capital durante la semana libre que tendrían del colegio, prometieron seguir hablando de ello durante el fin de semana, Thalía pese a haberlo prometido no poseía intenciones de alejarse de su hogar, sin importar cuanto insistiera Susan, ella ya tenía planes para sus días libres.

Al llegar a su hogar fue recibida por sus padres con quienes compartió una agradable y animada comida. Luego de realizar sus deberes, se cambio de ropas para acto seguido dirigirse hacia los campos que se hallaban a la espalda de su casa, esos campos donde adoraba bailar bajo los cálidos rayos del sol quien parecía alimentarla como si fuese una flor. Sentir el sol sobre su piel, el viento mecer sus cabellos desordenándolos y el bello cantar de las aves eran cosas que Thalía desde niña siempre disfrutaba, para ella las horas donde el sol se mantenía en el cielo eran los momentos que más le eran de agrado, pero todo ello se esfumaba cuando la noche venia y todo su hogar se veía inmerso en la total oscuridad, siendo su única fuente de luz las tenues luces que poseían las casas en su pueblo.

Inmersa en la sensación que los campos le hacían al rozar la piel de sus piernas Thalía no alcanzo a percatarse del momento en el cual una persona se aproximó a donde ella se encontraba—. Como siempre, sigues bailando bañada por la calidez del sol —al instante en que una masculina voz se hizo escuchar Thalía se giró sobre si encontrándose a quien le pertenecía aquella cautivadora voz.

—¡Armand! —exclamo la joven con alegría al ver a la persona por quien se negaba a abandonar su pueblo, con gran alegría se lanzo hacia aquel joven quien la recibió entre sus cálidos y protectores brazos. Armand era un chico quien se caracterizaba por poseer un aire envuelto en el misterio, Thalía en realidad poco sabia sobre él, y sin embargo, ante el comportamiento que mostraba cualquiera podría jurar que ambos jóvenes eran amigos de la infancia, eran sumamente íntimos entre ellos, no obstante Armand era un completo desconocido para la gente del pueblo, únicamente Thalía sabia sobre su existencia, por tal razón de mantener en secreto a quien era su mayor confidente había aceptado sin dudarse la petición de encontrarse en secreto con él.

Como muchas otras tardes, sin decir nada se dirigieron hacia una parte del bosque desde la cual se podía tener una bella vista del pueblo, segundo el mismo Armand, había descubierto aquel claro mientras se encontraba merodeando por el bosque, para Thalía resultaba en ocasiones algo extraño la nula información que su compañero daba sobre si mismo, la mayor parte del tiempo siempre era ella quien dominaba o iniciaba las conversaciones, siendo atentamente escuchada por Armand.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2018 ⏰

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