Todo empezó en el año de 2008, cuando yo entré a primer grado. Solo era una débil niña, como todas las demás, de seis años.
Desde el primer día, que conocí a un par de niñas de mi curso, sociabilicé un poco más. Y creo que desde ese momento soy menos tímida que antes; por ejemplo, recuerdo cuando vino Milagros en cuarto grado, era nueva, y no sabía a dónde ir, así que la invité a comer algo con mis amigas.
Con el correr de los días, cada vez me amigaba más con este grupo.
Hasta que, como a mitad de año, daba más de mi tiempo a estar con Mercedes, o como todos le decimos, Mechi.
Y acá estoy yo, para hablar de la relación que tuve con ella.
Por la mitad del año, estuve con ella la mayor parte de mi tiempo libre, y tenía todo el tiempo libre del mundo, pues estaba en primer grado.
Uno de los pocos recuerdos que se almacenan en mi cerebro de 2008 con Mechi, es cuando estábamos sentadas atrás de todo, juntas, en clase. Ella tenía ganas de estornudar, y aunque no podía mucho, lo logró. Lo gracioso es que yo la estaba viendo, y cuando logró estornudar, se le salió un moco en forma de burbuja de la nariz.
(Mechi: si leés esto, por favor no me mates)
Es uno de mis recuerdos favoritos porque es uno de los que más me reí con ella.
