Problemática Gestación

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—¡Tadaima! —me regaño mentalmente, la fuerza de la costumbre me hace anunciar mi llegada a pesar de ser casi la media noche y mi esposa debe estar en el quinto sueño. Ella nunca ha sido de pernoctar por largas horas, sin embargo, por su actual condición hace que los lirones** se sonrojen.

Camino con mi habitual parsimonia, me adentro a la cocina, noto que en la estufa hay un pequeño recipiente. —Me has guardado algo para cenar, ¡¿eh, mujer?!—le susurro a la nada. Destapo el recipiente, noto que la comida está tibia, tomo unos hashi, hago una reverencia y ahí de pie comienzo a cenar.

Mientras mastico observo que hay luna llena y por ende la noche no se entrega totalmente a la oscuridad. Hago un recuento mental de todo lo acontecido en mi vida desde que fui ascendido a chūnin hace varios años atrás, para ser más sensatos, desde que tuve que pelear contra la problemática mujer de Suna con quién hoy comparto el lecho. —sonrió por ello, ¿quién diría que terminaría enamorado de semejante fémina?

Llevo los últimos granos de arroz a mi boca y me dispongo a lavar el cazo. Reviso que todo quede ordenado o mañana mi señora se pondrá más fiera de lo común. —Un rasgo más de su nuevo estado... ¡estar más iracunda de lo normal!

Lo mío con la chica de la arena tiene la particularidad de haber nacido en guerra, una que en un inicio nos colocó como enemigos, luego aliados, pasando por una transición de amistad y, por último, marido y mujer. —Con ella nada puede ser fácil.

Me dirijo a las escaleras que conducen a la segunda planta, me detengo antes para observar el mueble cerca de esta, sobre él descansan algunos portarretratos, el de mi padre, sus hermanos, los padres ella, los Kages, pero uno en particular llama mi atención, se distingue por ser el más grande y dividido en cinco compartimientos. En el centro está una fotografía nuestra de aquel día, nos vemos cómicos ataviados en esos trajes, en la parte superior derecha hay una imagen nuestra con tus hermanos y mi madre, quién sostiene una fotografía de mi padre; en el lado superior izquierdo estamos junto Kurenai sensei y Mirai; en la parte inferior izquierda estamos rodeados de nuestros amigos, no obstante, la parte inferior derecha está vacía, aguardando el retrato de una persona que pronto llegará a formar parte del clan Nara- Kazekage.

Sonrió con orgullo ante la visión futura y la expectativa de ese ser que vendrá hacer de mis días un completo y maravilloso calvario. —Uno más a la lista de todos contra Shika.

Dejo mis abducciones y continúo mi camino. Abro sigilosamente la puerta del dormitorio, —No quiero que ella se despierte— pero mis intentos de ser caballeroso mueren al percibir que la habitación está desocupada. Me extraña tanta soledad, la quietud no es una cualidad de mi esposa. El futón está sin desarreglar y mi ropa de dormir se encuentra sobre él.

De la domadora del viento no hay ni su sombra.

Me desvisto rápidamente y me coloco el pantalón de chándal, el clima es cálido así que decido no poner nada encima de mi pecho, desato mi cabello y salgo del cuarto para ir en búsqueda de la Señora Nara; una búsqueda infructuosa, dicho sea de paso, cada sala se muestra deshabitada, la calma que me caracteriza comienza a desvanecerse.

Mis pies se dirigen al exterior, oteo todo el rededor, deambulo bordeando el estanque... siquiera una hebra perdida de su cabello alcanzo hallar que me ayude a dar con su paradero. De pronto un pensamiento me invita a navegar en el mar del temor. —¿Será que se sintió mal y está en el hospital? —Falta poco para el evento, aunque quizás le dé por tener los genes maternos y se le ocurra adelantarse. Se me aceleran las palpitaciones, trato de tranquilizarme, me concentro e intento localizar el chacra de la problemática. — Sin resultado positivo.

Problemática GestaciónWhere stories live. Discover now