Amigos o enemigos de un héroe

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Kaminari Denki era todo un profesional del sigilo y como tal infiltrarse no era difícil, la casa que allanaba era la más temida de la ciudad y ni los villanos más renombrados se atrevían a invadirla, debía reconocer que no sería tan sencillo sino tuviera las claves de seguridad.

Entrando por el techo se quedó quieto en el marco de una ventana en lo alto al oír voces, su sonrisa casi permanente en su rostro se fue al reconocer una pelea.

—¡VAMOS GOLPEAME MALDITO BASTARDO! —Esas provocaciones eran inconfundibles— ¡ATREVETE PEDAZO DE MIERDA! —Denki se acercó cuidándose de no hacer ruido.

—¡CALLATE O TE HARE DAÑO! —reconocía esa voz también.

—¡¡¡¿TU HACERME DAÑO?!!! —la risa neurótica que siguió  buscaba pelea— ¡PRIMERO APRENDE A GOLPEAR BASTARDO, PEGAS COMO TU MADRE INUTIL...! —el sonido de un cristal rompiéndose saco al rubio de su escondite.

—¡MIDORIYA DETENTE! —su electricidad estuvo por atrapar al peliverde de no ser porque este estaba en el piso reteniendo el tobillo del rubio cenizo con una mano.

—¿Kaminari?

—¡¿Rata eléctrica que mierda?

—Creí...que...bueno...Midoriya se oía amenazante —rio ocultando su don sin saber cómo justificarse, estuvo por atacar al dueño de casa.

—¿Creíste que este inútil me golpeaba? —más que enfadado se oía insultado— ¡de verdad estas tarado! —si algo Katsuki odiaba era ser subestimado, que no pudiera usar las manos no era justificativo, parecía que no lo conocía.

—Parecía una pelea real —agradeció haber sido él, de ser alguien más se habría armado una guerra.

—Kacchan me ayudaba a mejorar mis ataques cuerpo a cuerpo, a veces nos tomamos muy en serio nuestro papel— héroe y villano, encajaban muy bien en ambos papeles, los insultos solo hacían más real el encuentro, demasiado, el jarrón nuevo que costaba una millonada se había roto.

—Pero... —en su opinión no deberían hacer eso.

—No soy una princesa indefensa y un golpe de este bastardo no me va noquear —Izuku podía asegurarlo, era muy difícil ganarle a Kacchan en una pelea cuerpo a cuerpo, aun sin usar las manos era letal, sus patadas eran un infierno, el rubio tenía una habilidad de lucha nata y sabia esquivar toda clase de golpes, no le daba ventaja, el pecoso agradecía que sus enemigos no fueran tan agiles y listos.

—Jamás le he tocado —no porque no quisiera, peleaban en serio olvidando a quien tenían al frente pero no lograba atraparlo, si Katsuki era ágil de adolescente, ahora era un rayo, no le extraño que el villano que trato de atraparlo usara rehenes, de tú a tú nunca hubiera podido alcanzarlo y su don por más mortífero que fuera no hubiera logrado atraparlo—, de esa manera—aclaro, porque claro que le había tocado de otra forma más dulce y placentera.

—Contra All Might me diste un buen derechazo ¡recuérdalo idiota! —fue la primera vez que Izuku se había levantado en su contra, no le había dolido físicamente «no digas que está bien rendirte» pero esas palabras le calaron hondo y las reconoció contra sí mismo como valederas, por eso no le devolvió el golpe.

—Te lo merecías, querías rendiste —y lo había herido al rechazar su ayuda, él que lo admiraba tanto y Kacchan no controlaba su boca para decirle All Might que preferiría perder— además es el mío contra los cien mil tuyos —Katsuki bufo aceptando la verdad aunque Izuku exageraba, no le pego tantas veces.

—Kaminari estás en tu casa, Kacchan me daré una ducha y me voy, mi papeleo está atrasado y mi asistente debe estar desesperado sin saber que hacer —no desayunaría—saldré por atrás así que charlen a gusto, te veré  en el almuerzo, comprare camarones picantes —anuncio acercándose al hombre que tanto amaba besándole en la boca apasionadamente feliz de ser correspondido con la misma entrega, le beso una vez más superficialmente antes de irse.

El origen del héroeWhere stories live. Discover now