El origen del héroe: Fractura

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La ciudad brillaba a un nuevo amanecer a pesar del dolor, el extranjero 'en su ciudad' no pudo evitar contemplar el amanecer sorprendido de la belleza con la que el sol desprendía sus cálidos rayos acabando con la oscuridad, no era ajeno al suceso, había nacido en esa ciudad que vio nacer sus sueños y lo vio derrumbarse derrotado ante una batalla que no pudo ganar, era extranjero porque hace años había huido abandonando su ciudad, amigos y madre, necesitado de sanar sus heridas nacidas de un corazón roto.

-He regresado -pronuncio para sí mismo, no sano por completo pero era un hombre en toda regla y podía vivir con ese dolor.

Lo recibió una casa vacía, polvorienta y abandonada, «lo había olvidado» se dijo ignorando su alrededor, la madre amorosa que se preocupaba por él ya no estaba, por lo menos ya no la haría llorar con sus desventuras.

Ella merecía algo mejor, no que ahora lo tuviera en su opinión pero era feliz.

Su padre, su maldito viejo hace unos años se la había llevado, era una de las razones por las que se fue del país, se sentía sólo pese a estar rodeado de amigos, la compañía que deseaba no la podía tener y el amor desinteresado de su progenitora se había alejado en pos de su propia felicidad, no pudo ni quiso negarle eso pero mentiría si dijera que no extrañaba su calor, sus consejos, su amor constante, era el único cariño que competía contra el que tenía por «él»

Por quien abandonó todo lo que poseía, conocerlo fue el inicio de su partida aún cuando por entonces no lo sabía.
Él era la razón de ser quien era, fue su inspiración cuando infante, representaba todo lo que aspiraba a ser, admiro su fortaleza y se enamoró de su coraje, de su espíritu rebelde que se negaba a rendirse ante una derrota segura, tenía la fuerza para ganar contra todo pronóstico y sonreír ante un muro invencible, era la viva imagen de la victoria que lo deslumbró, que lo enamoró.

Se convirtió en su sueño, fue su perdición.

Izuku era egoísta, se sabía querido por muchas personas pero si era sincero al único ser que extraño en esos 2 años era a quien no le quería a él, con quién compartió más momentos de vida y días tristes que felices.
Como le extrañaba el corazón aunque el se dijera a si mismo que ya le había olvidado, engañar a su razón calmaba el dolor que venía soportando tantos años, era un hombre fuerte y su corazón también lo era ya que roto y sin cicatrizar seguía latiendo un día más.
Miro por la ventana recibiendo el viento en la cara y sonriendo como All might le había enseñado preguntando -¿Cómo estás Kacchan? - su mente decía haberlo olvidado pero su corazón latía acelerado evocando su recuerdo.
Midoriya Izuku era leal, su corazón tenía un solo dueño y pese a no ser correspondido no iba a cambiar de opinión.

Ya lo había afrontado y aunque dolía era una punzada a la que su corazón estaba acostumbrado.

Lo que lo inquietaba eran los constantes sueños 'dormidos' en su subconsciente.

-¡Levantate! no seas lloron -vestido de flores y pequeñas sandalias naranjas con una voz que se esforzaba en ser fuerte siendo dulce en esencia.

-Pero duele Kaoru -¿la conocía? Alzo la vista y vio una niña pequeña con rizados cabellos rubios, el intenso sol a sus espaldas no permitía que su rostro fuera más que una sombra negra por lo que se quedo con una imagen difusa sin rostro grabada en su memoria.

-Ven -su voz era segura y denotaba liderazgo, dura pero la mano extendida en su dirección se veía cálida, Izuku no dudo en tomarla.

Era fuerte y tibia, las manos de alguien capaz de cargar el peso de alguien mas en sus hombros, la calidez del sol palidecía en comparación al calor que sentía nacer en su corazón por el simple roce de esa mano, una sensación familiar de felicidad palpable que mantenía fuertemente arraigada en su mente.

El origen del héroeWhere stories live. Discover now