Capítulo 5: Acompáñame

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Este era un lugar que recordaba perfectamente, ya había estado aquí antes. Cuando era un pequeño mocoso se pasaba el día entero jugando en este parque.

Lo recuerda todo, los columpios, la arena la cual fue culpable de todas las regañinas de su madre por ir cubierto hasta arriba de tierra, la suave y fresca brisa, las margaritas recién salidas por la llegada de la primavera... Todo estaba tal y como Ben lo recordaba.

Dejó de observar el bello entorno y se acercó con paso relajado a uno de los columpios. Acarició la fría cadena que sostenía la vieja y simple atracción del parque y se sentó.

Bajó su mirada al suelo al darse cuenta que sus pequeñas piernas yacían colgando y sus pies no tocaban el suelo. Ben, un chico de dieciséis años, ahora tenía entre siete u ocho años, genial.

Levantó su vista, ya cansado de mirar hacia abajo, y lo que antes era un lindo entorno de primavera se tornó en algo más lúgubre. Las atracciones estaban oxidadas y más viejas -si es posible- que antes, llovía y tronaba y las bellas flores ahora eran inexistentes.

Una sombra comenzó a acercarse a Ben. Parecía una silueta humana pero no tenía rostro, sin embargo al pequeño Ben de 7 añitos le tranquilizaba y fortalecía su presencia.

Ben pegó un pequeño saltito del columpio y se acercó a la sombra. El pequeño sentía una necesidad insaciable de acariciar al ente. Estaba a escasos centímetros de la sombra, y, despertó.

Fue un sueño, definitivamente no fue una pesadilla, fue un sueño, uno muy lindo.

El ahora Ben de dieciséis años, decidió levantarse de la cama, estaba sediento.

Salió rumbo a la cocina, no tardó mucho en llegar.

-¿Qué se supone que haces a las tres de la madrugada en la cocina, hijo?- La voz grave del señor viajó por el silencio, haciendo eco en los lugares más recónditos de la casa.

-Tuve un sueño, solo vine a por algo de agua- su voz sonaba cansada.

-¿Si tienes miedo y no sabes distinguir la realidad de un sueño, hay un truco para saber si estas soñando?-

-¿Uhm...? ¿Cuál, papá?-

-Cuentas tus dedos- Dijo a la misma vez que con ambas manos pulsaba el resto de sus dedos con los pulgares. -Si tienes más de diez dedos o menos de diez dedos entre las dos manos, estás soñando-

-Gracias papá, buenas noches-

Volvió a su habitación, cansado, pensando en lo que su padre le dijo. Era una estupidez.

-A ver...- dudando sobre lo dicho por su padre, comenzó a contar. -Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y di...- Se quedó atónito.

Despertó.

Eso si fue una pesadilla. Ben sudaba, estaba angustiado, se sentía oprimido.

Era de día ¿Cómo mierda podía ser de día? Estaba muy confundido.

Se levantó, agobiado, abriendo las persianas y ventanas de golpe y fijándose por consecuencia en la sombra sin rostro, estaba en el porche del vecino.

-¡Deja de soñar! ¡Despierta Ben!- Se giró dándose auto-golpes en la cabeza y maldiciéndose por no poder despertar.

El día transcurrió. La sombra sin rostro lo seguía a todas partes, su aura lo hacía todo algo más tenebroso, pero, aunque Ben no sabía quien era, se sentía protegido con ella.

Incontables veces contó sus dedos, tenía diez, cinco en cada mano. No estaba soñando, el ya había despertado.







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Hola ^^

Muchas gracias por su paciencia conmigo, se que soy un desastre a la hora de actualizar. De cualquier forma ¡Actualicé! y... llegamos a 3,8k de leídas además de 160 votos. No se como agradecerles esto :(

Disfruten del capítulo y de esta nueva mini-historia. <3



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