Parte 3 'Mi inicio en el voyeur'

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Justo detrás nuestro se encontraba de pie mirándonos, fijamente, aquel hombre tatuado de ojos azules que sin mentir también era protagonista de algunas fantasías mías, ese hombre de mirada pesada y sonrisa de ensueño, Louis Tomlinson, el esposo de mi prima.

- ¿Qué significa esto? - nos preguntó acercándose a nosotras, yo me aparte de inmediato y me apegue a la puerta del frigorífico, mis ojos abiertos como platos reflejaban mi temor y nerviosismo.

- Mi vida, sólo estabamos jugando, ya sabes cómo me pongo con este calor y Annie sólo quería ayudarme, básicamente la obligue, no pienses mal. - Le explicó Ariel levantándose y anteponiendo su cuerpo al de él, grande y tonificado.

Yo sólo me quedé ahi mirándolos sin saber qué hacer, quitando la mirada de su esposa, la posiciono en mí, poco a poco me fue inspeccionado de el rostro hasta los pies, yo estaba desnuda y no lo recordaba con semejante problema, me cubrí como pude con ambas manos y agache la mirada.

Louis se acercó a mí, tomando mi barbilla me hizo mirarlo, para mi sorpresa ahora tenía una mirada curiosa.

- ¿Te gusta mi esposa? - mis labios temblaban y él me miraba fijamente.

- Ariel es hermosa. - titubee

- Estoy deacuerdo - dijo y sonrió-  eres una niña, ¿cuántos años tienes?

- Cumpliré 17 la siguiente semana. - después de informarle mi edad, remojé mis labios pues estaban secos de la sorpresa que me había llevado.

- ¿Te gustan las chicas? - preguntó aún con su mano en mi mentón.

- Sí... Pero los chicos también. - dije muy apenada sintiendo la necesidad de hacerle saber que mis gustos no eran limitados.

- ¿A dónde quieres llegar, Louis? - preguntó ahora mi prima que había  quedado en segundo plano.

Louis por fin se apartó de mi y volteó en dirección a su esposa. Se dirigió hacía la silla y antes de sentarse se despojo de su camiseta y el pans de pijama que llevaba puesto, dejando al descubierto todo su cuerpo exquisito y musculoso. Al mirar su espalda ancha y su trasero abultado que encajaba perfecto con unas piernas torneadas bien trabajadas, la humedad de mi entrepierna se hizo nuevamente presente y no pude evitar morder mi labio para no soltar un suspiro de excitación.

- ¿Te gustaría mirarnos, hermosa? - me preguntó unas vez que se había sentado y le extendía la mano a Ariel para guiarla a su regazo. Miré hacía su vientre bajo y lo vi, su miembro estaba erecto como un bate de baseball, las venas resaltaban y la piel de la capucha era más oscura que el resto de su cuerpo, pero la punta era rosa y estaba muy hinchada. Ariel sin dudarlo tomó su mano y se montó sobre él.

Ahora Louis me extendía la mano a mí y un poco nerviosa aún, la tomé, me atrajo hacía ellos y me mantuve de pie junto a ellos. Entonces él sin pensarlo mucho llevó sus dedos hacía mi entrepierna sin introducirlos muy ondo los sacó de inmediato, llevaba en ellos ahora una buena cantidad de mi humedad que uso como lubricante para masturbar su pene. Eso pareció gustarle mucho porque cerró los ojos y apretó los labios para después soltar el aire y mirar a su esposa.

- Móntalo, nena, así como te gusta. - Ella sonrió y sin necesidad de guiarlo con sus manos, sólo posiciono la abertura de su vagina sobre el miembro viril de su esposo y se dejó caer. Entro sin esfuerzo pero con mucho impacto, ella empezó a dar sentones sobre él mientras con una mano sostenía su vientre por debajo para que no callera con la fuerza de sus embestidas.

Yo contemplaba sus movimientos maravillada y con mucha atención de todos sus gestos. Los pechos de mi prima saltaban hacia los lados y él la tomaba de las caderas para ayudarla en su tarea, ambos se miraban casi sin parpadear, los gemidos agudos de Ariel me llenaban de exaltación y los músculos de Louis que se marcaban con sus movimientos hacían a mi cuerpo producir más lubricante natural de lo normal, así que para no desperdiciarlo llevé mi mano hacía la abertura entre mis piernas y empece a masajear mi clítoris, todo mi cuerpo se llenaba de placer y mis ojos no podian apartarse de la pareja que en frente de mí tenía el sexo más deshinibido que podía imaginarme.

De pronto Louis la detuvo y la hizo ponerse de pie.

- Annie,  arrodíllate -  dijo desesperado y como si fuera una orden me hinqué frente a él sin saber la razón.

Con la mano siguió masajeando su pene de arriba abajo y con la otra me tomó del cabello y acercó mi rostro hacía su miembro duro. Creí que quería que le hiciera sexo oral pero de inmediato sentí el liquido blanco que había salido desde su miembro caer en mi mejilla, luego otro poco caer en mis labios que en un impulso lamí para saborear.

Después de ese episodio, Louis y Ariel me dejan mirarlos tener sexo cada que yo lo desee, a veces me hacen parte de algunas posiciones, esos son otros relatos que les contaré más adelante. Estoy muy emocionada, porque él ya prometió que me follará hasta el cansancio una vez yo pierda mi virginidad. No puedo esperar a que su verga dura me haga gritar como a la pervertida de mi prima.

Diario de una ninfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora