Parte 5 - Extraño en el autobús

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Mi familia decidió que era mejor idea llegar a nuestro destino en autobús, ahorraríamos dinero pero no tiempo, aún no podía entenderlo.

Me toco sentarme muy lejos de los asientos de mis padres, en la parte de atrás. Me senté del lado de la ventana y coloqué mi mochila en mi regazo. De alguna manera no había superado el caso de Patrick y las cosas ya no me emocionaban tanto. Me puse mis audífonos y me propuse a escuchar música melancólica. Mis ojos se empezaban a cerrar y sentí algo de movimiento en el asiento de un costado, lo cual me despertó pero no me moví. Se había sentado un chico a mi lado, su loción olía delicioso y llevaba una mochila que posiciono entre sus pies. Traté de no llamar su atención pero él sin pudor se me quedó mirando hasta que resultó incómodo y le devolví la mirada, su expresión era seria y no alcanzaba a divisar el color de sus ojos pues el ambiente ya era nocturno.
Me gire y volví a mis asuntos, pasaron unos minutos y el autobús emprendió el viaje.
Casi me quedaba dormida nuevamente cuando sentí una mano posarse en mi hombro, me voltee y estaba otra vez ese chico de mirada penetrante solo que esta vez me estaba ofreciendo un caramelo, me quedé quieta pensando en qué tan buena idea podría ser portarse amistosa con el chico y concluí en qué demonios importaba. Me quite los audífonos y tome un dulce del empaque para acomodar mi cuerpo en el asiento y mostrarme más amable.
- Gracias - dije algo cortante.
- Por nada, soy Liam, cual es tu nombre? - me dijo con una voz bastante ¿amigable?
- Annie - dije ya más abierta.
Resultó que el sujeto misterioso era bastante gracioso y se sabía muchas frases divertidas de películas. Pasaron las horas y nosotros no parabamos de hablar. Le conté sobre mi desgraciada vida amorosa y como había decidido jamás interesarme lo suficiente en alguien como para permitirle lastimarme. No me dio ningún consejo pero estuvimos deacuerdo en que Patrick era un completo imbécil cobarde.

Tenía una sonrisa muy tierna y dulce. Me contó algunas historias acerca de su madrastra y yo le compartí mi relato lésbico con Ariel. Al terminar nuestras historias ambos estábamos bastante excitados, no lo habiamos admitido pero yo note su erección escondida por el olor a sexo que expedia su pantalón. En cierto punto sólo estábamos mirándonos sin decir una palabra, él acercó su mano a la mía y arrastró sus dedos en forma de caricia hasta mi cuello, retrocedió en su camino y bajo por mi escote hasta meter su mano en mi camiseta, nuestras miradas jamás se apartaron, en un movimiento ciego saco uno de mis pechos y quedo al descubierto, la frialdad de su mano había hecho endurecer a mis pezones y mi piel se erizó, sin preguntar se inclinó y atrapó con sus labios mi seno, empezó a succionarlo, yo sólo disfrutaba el movimiento de sus labios con los ojos cerrados. La situación se puso más escandalosa cuando Liam desabotono su pantalón y al bajar el cierre esquivo la tela de su boxer y sacar su miembro duro, no era grande pero de disfrute considerable, lo averigüe cuando sin pensarlo acerque mi boca a él y disfrute de su sabor salado, cada vez me hacía mas hábil en la felación improvisada, se acomodó para dejarme el camino libre y así poder acariciar sus testículos que habían salido a jugar, los lamí también, muy lento para hacerlo estremecer. Mi vagina estaba chorreando de excitación y mi ropa interior estaba empapada. Liam me detuvo bruscamente y se encimo sobre mí, era muy hábil pues para ser un lugar difícil para poder follar se supo posicionar, lo ayudé deshaciéndome fácilmente  de mis shorts y haciendo a un lado la tela de mi ropa interior, sin pudor aprovechó el momento y me penetró con agilidad, mi abertura estaba algo cerrada todavía pero sus embestidas se hicieron paso sin dificultad, su gemidos graves entraban exclusivamente por mi oído pues había escondido su rostro en mi cuello, mis ojos seguian cerrados y mi mente se sentía en el espacio, ser cogida se había convertido en mi pasatiempo favorito y ahora estaba dispuesta a disfrutar del sexo sin crearme historias amorosas sin sentido.

Sostuve con ambas manos su sudadera y lo empuje para sentarlo en mi lugar, me monté sobre él y estrené mis movimientos con aquel extraño de sonrisa encantadora. El sonido de la películas en las pantallas ahogaban el ruido de nuestra piel chocando al dejarme caer sobre su miembro erecto, estaba muy exhausta pues yo estaba haciendo todo el trabajo, me dispuse a concentrarme totalmente en mi tarea y acabar juntos. Me acerqué a su rostro y lo besé, mi lengua lamió levemente su labio inferior y esto pareció gustarle porque me tomo por la cintura y me atrajo a él para dedicarnos solo a besarnos. Sus labios eran muy suaves y la pura excitación de esa actividad nos encendió mucho más, yo lo sentía aún más duro, pues seguía dentro mío, poco a poco comenzó a cargarme para seguir con la penetración y la situación se puso más intensa pues continuamos con desesperación y anhelo ya que se sentía demasiado bien el va y ven de nuestros cuerpos.

- Mierda - dijo para después levantarme y salir de mí, sentí su semen caer en mis labios y con ese mismo lubricante comencé a masturbarme, estaba a punto de llegar, Liam tomo con sus dedos mis pezones y con movimientos suaves los masajeo, se sentía delicioso, extasiada estaba a punto de terminar y sentí algo extraño, eran ganas de hacer pipí mezclada con puro goce, me mordí el labio para no gritar al sentir un líquido salir de mí entrepierna, abundante a comparación de otra veces debo decir, mi corazón latía muy fuerte, volví la mirada a Liam quién tenía los ojos clavados en su miembro, seguí su mirada y entonces me di cuenta que lo había empapado, nos miramos a los ojos y sonreímos en complicidad.

Diario de una ninfómanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora