Dear soulmate:

Piloto

Estiro mis dedos hasta el botón para bajar la ventanilla del coche y cuando lo consigo, una ventolera me golpea en la cara; arrugo la nariz por lo molesto que se me hace el viento y mis ojos se cierran. De fondo escucho su risa, por lo que no sé si lanzarme sobre él y abofetearle o mirarlo maravillada. Opto por la segunda opción, ya que si hubiese elegido la primera, seguramente habríamos tenido un accidente y acabado despertándonos en el hospital, eso no parece tan romántico.
Le miro y se me hace imposible no sonreír al observar cómo se ríe de una manera tan real, tan franca, que no puedo molestarme con él.
De repente, el coche se detiene y él se calma para mirarme a mí con su hermosa sonrisa; sus pequeños hoyuelos empiezan a asomarse y él se acerca a mí con torpeza; yo, por lo contrario, me lanzo sobre él, pero no para besarle, sino para atrapar el volante con una mano.
—A la vuelta conduzco yo.
Él se echa el cabello moreno hacia atrás y asiente; posa su palma sobre mi mejilla y la acaricia con delicadeza, por desgracia sabe que ese gesto es mi debilidad.
Poco a poco suelto el volante con una sonrisa satisfactoria y me acerco más a él hasta que nuestras narices rozan, y... Choco contra algo duro que me provoca dolor en mi cabeza, como madera. Noto mis labios húmedos y un hilo de saliva recorriendo mi barbilla.
Un carraspeo me hace alzar la mirada y siento que los parpados me pesan mientras abro los ojos con lentitud a causa del sol.
Delante mía está la Sra.Crepinet aniquilándome poco a poco con su fiera mirada de Medusa y advierto de que sí, de que me he metido en un buen lío, otra vez.