Me postro ante el espejo y miro mi reflejo. Nunca me había contemplado con detención. Tenía el pelo fino y largo por la mitad de la espalda. De un color rubio apagado, sin brillo. Mis ojos eran color celestes y bajo de ellos tenía unas ojeras por el cansancio. Mis labios eran pequeños, finos, rosados. Era delgada y frágil. Me vino a la cabeza la imagen de una mujer y entonces vi que la belleza que poseía venía de ella. ¿Que mujer sería esa?
-¿Puedo pasar?-Carter tocó la puerta antes de entrar.
-Pasa.-Cojo la ropa del suelo y la aparto. Me había quitado mis vaqueros y sudadera y me había puesto unos shorts de pijama y una camiseta de manga corta de James.
-¿Como te encuentras?-Se sienta a la cama y yo lo imito.
-Algo cansada. Hace un día yo era Bella.
-Y sigues siendo Bella.
-Te equivocas. Ahora soy Beilight.
-¿Que diferencia hay?-Carter rió.
-Supongo que sentía algo de esto, de que yo era esto. Y quería ocultarlo. Por eso ordené a todo el mundo que me llamara Bella.
-Te llamaré Belight ahora, pues...-La sombra de bajo de sus ojos era inmensa.
-Carter, ¿te ocurre algo a parte de no dormir?
-Si bueno. Ayer me pelee con Shay.
-¿Y bien...?-Nunca había tenido novio ni me gustaba nadie. No sabía nada de estos temas.
-Que ya no estamos. Pero ahora esto no importa. Ahora importas tú.
-Supongo...-suspiro. Entonces mi collar vibró y Carter puso sus manos en el suyo y me miró.
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Susurros del pasado
Teen Fiction-Beilight? Mi madre me llama, la puedo oír. -Mamá, ¿donde estas? ¿quien soy?