-D O S-

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Llegué al campo vestido con ropa de Zac, me había colocado una faja para ocultar mis diminutos pechos, pero esta no me dejaba respirar del todo, o quizás eran los nervios.

—¿Zac? —dijo una voz detrás de mí. Mi corazón se detuvo... maldición, mi voz no la practiqué.

 —¿Eres tú, Zac? —el chico tomó mi hombro y me giró.

 —Yuta —dije nerviosa mientras esos ojos me miraban fijamente.

 —¿Cómo es posible? —decía incrédulo mientras me miraba de pies a cabeza. 

—Un milagro, hermano —dije nerviosa. Yuta frunció el ceño, estaba sospechando.

 —¿Estás bien? —seguía dudoso.

 —Claro, bueno, una que otra secuela, sigo tomando medicamentos, una que otra terapia, pero todo bien.

 —¡Genial! Me alegra tenerte de nuevo aquí. Un maldito niño rico piensa quitarte tu lugar. Los del equipo tratamos de que renuncie, pero con tu regreso será más fácil. 

—Maldición —dije suspirando. 

—¿Vas a ver a ___? —dijo señalando el dormitorio de mujeres. Lo había olvidado, ahora soy un "chico". 

—Sí, sí, iré a ver si tiene una cosa mía —dije mirando mi mochila de mano, fingiendo que buscaba algo.

 —Súper, te acompaño. Hace mucho que no la saludo —dijo él caminando hacia el dormitorio de mujeres.

 —¡No! No es necesario, ya lo encontré aquí —dije sacando unos calcetines de mi mochila. 

—¿Calcetines? —decía Yuta confundido. 

—Sí... es que son especiales, tú sabes, tanto tiempo sin caminar necesito calcetines que ayudan para la circulación —dije respirando profundo. 

—Vaya, tendrás que cuidarte más. Entonces vayamos con los chicos, más tarde iré a ver a tu hermana. 

—No vayas —dije en seco. 

—Tranquilo, sólo la saludaré —decía Yuta entre risas coquetas. Lo alcancé antes de que el elevador se abriera, subimos y Yuta recibió una llamada, así que me dijo: 

—Presiona el botón de nuestro cuarto. Entré en pánico, ¿qué número era? ¿6? ¿8? Hace semanas que no venía a su habitación, así que presioné los botones 3, 6, 8 y fingí leer un mensaje. Yuta colgó y miró los botones que emitían luz. 

—¿Por qué presionaste todos? —Es un juego, así tenemos más tiempo de charlar —dije presionando otro botón al azar. Yuta sonrió y luego soltó una risa. 

—¿Qué? —dije mirándome, esperando que no fuera nada fuera de lugar. 

—¿Qué le pasó a tu celular? —miré el estuche, era lila y con flores blancas.

 —En el accidente se rompió mi teléfono, ___ me prestó el suyo —dije quitando el estuche de mi teléfono.

 —Cuántas cosas han pasado... realmente te extrañé —dijo Yuta abrazándome. Mi corazón palpitó como loco, ¿era el lugar tan cerrado?, ¿la faja?, ¿o su linda sonrisa? 

—¿Por qué me abrazas? No me toques, creerán que somos algo —dije quitándome de sus brazos. 

—Cálmate, las chicas también te extrañaron, siempre preguntan por ti. ¿Qué te parece ir por un café? ¿Cita doble? —decía él cuando se abrió el elevador y salió. Me quedé callada, no sé si me hirió que Yuta salga con más chicas o el hecho de que le preocupe eso.

SECRETO DE DOS💓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora