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Esto era muy oscuro como para rastrear la luz
Y sabías bien sobre mi pavor a la opacidad
Te rogaba que no te fueras
Y con burlas te alejabas de mi.

El fuego ardía y mis entrañas se quemaban,
Y tú, que eras el dueño del agua, la desechabas antes de dármela.

Ahora luego de que todas la heridas sanaran sin ti
Vienes a mi a preguntarme por qué me fui...

Cariño, el tiempo no perdona.

Escritos VacíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora