Lucky - ChanYeol

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Un día tranquilo en la Universidad, como todos los anteriores y todos los por venir.

- Hana – me llamo una amiga – comamos juntas.

- Claro – respondí con una sonrisa.

- Gracias, amiga – su felicidad me pareció sospechosa.

- Kim SunAh – le hable "severamente".

- No me veas así – hizo un puchero – Baek aceptó comer conmigo por fin, pero olvido que un amigo venía de visita.

- ¿Y quieres que yo lo distraiga? – estaba ofendida.

- Sólo un poco, Hana – me suplico.

No importa que más dijéramos, termine accediendo. No podía negarle nada a esa niña. Salimos de la escuela y nos dirigimos al restaurante de la cita, llegamos primero y elegimos la mesa.

- Me avisó que vienen un poco retrasados. – Le mire mal, ella sabía que odiaba la impuntualidad.

- Cinco minutos, SunAh. – Le advertí y ella asintió eufóricamente.

- Oh, Sunie – saludo un chico con una sonrisa extraña y contagiosa. – Buenas tardes – saludo con una reverencia cuando me vio. – Soy Byun BaekHyun y él es Park ChanYeol.

Mi mundo se detuvo cuando vi a su amigo. Alto, muy alto, con una sonrisa divina y unos ojos sinceros. Se inclinó, presentándose.

- Ella es Jung Hana – me presento mi amiga, cuando yo me quedé muda.

Park ChanYeol era el chico más guapo y atractivo que había conocido en mi vida. Puedo decirlo, fue amor a primera vista. Y puedo decir que fui privilegiada al ser correspondida.

Un mes después y algunos detalles, tan románticos y originales como sólo ChanYeol puede hacer, comenzamos a salir. Todos los días iba por mí a la universidad y cada dos por tres me esperaba con un café o un dulce.

Él decía que era suerte el encontrarnos así y estar juntos. Y también era una suerte saber resistirnos, ya verán porque.

En este tiempo habíamos tenido algunos percances. Nada serio y obvio nada molesto. Salvo que al mes que fue nuestro primer beso, días después estábamos basándonos tan apasionadamente que tuve que detenerlo, avergonzada. El parecía apenado pero no dejamos mucho tiempo ese sentimiento. Esas situaciones continuaron a lo largo de los meses, hasta llegar a un punto en el cual él me frenará a mí. Comenzaba a frustrarme.

- Quiero que sea especial – se justificó en una ocasión. – Me gustas mucho Hana y quiero que tengamos nuestro momento de una forma única.

No fui capaz de molestarme de nuevo por esa razón. Lo amaba y mucho.

- Hana – me dijo un día, cuando cumplimos seis meses – vayamos de paseo, Baek y SunAh nos invitan a la playa.

- Perfecto – las vacaciones de verano recién comenzaban.

Cuando llegamos al lugar era maravilloso. Los padres de mi amiga tenían una cabaña en una de las playas más acogedoras.

- Qué hermoso – expresé al contemplar la vista.

- No más que tu – respondió mi novio, me abrazo por la espalda y se agachó lo suficiente para dejar un beso en mi hombro.

- Vamos a la playa, tortolos – grito Baek, rompiendo nuestra burbuja.

SunAh y yo estábamos sentadas en la arena, a la sombra de un toldo que los chicos pusieron para nosotras. Ellos estaban en el mar, jugando como niños pequeños.

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