Yo en el espejo

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Un escalofrío recorrió mi cuerpo. El sentir en mis labios era algo nuevo, pero increíble, ayudó a olvidar el vacío que sentía en mi abdomen después de apuñalarme a mí misma. Abrí los ojos y comprendí que era dicha sensación; Mina estaba despertandome con un beso. No quería salir de esa situación así que fingí seguir dormida. Mina continúo basándome mientras que yo respondía con mis labios.

-Chae...

-Mmm, ¿sí?

-¡Ya deja de hacerte la dormida para aprovecharte de mí!

Ambas reímos. Ver a Mina de nuevo me causaba una felicidad indescriptible, y ahora que no queda ninguna barrera entre nosotras, aún más. Hundida en mis alegres pensamientos debí quedarme perdida viendo hacia el horizonte, por lo que Mina no dudó ni un segundo para echarme agua en la cara del río que teníamos al lado.

La sorpresa del agua fría en mi rostro no evitó las ganas de contraatacar así que rápidamente comencé a lanzarle agua a Mina, podía ver perfectamente como tanto líquido la cegaba. Me detuve para reírme pero, ¡jamás debí bajar la guardia! Mina lleno ambas manos y lanzó todo contra mí. El impacto y la risa que quedó a punto de salir me hicieron perder el equilibrio por lo que terminé cayendo y llevando a Mina conmigo de camino al suelo.

Logré colocar una mano detrás de su cabeza para evitar que se golpeara, mi otra mano terminó de forma... "casi inexplicable" sobre su pecho. El contacto de nuestros ojos acompañado del sonido de nuestros agitados cuerpos por el juego, me hicieron perder el control y lanzarme a su boca con desenfreno. Mina respondía a mis besos haciéndolos más profundos mientras nuestras lenguas se movían rápidamente. Me alejé para tomar aire y dejar que Mina se levantara.

-Chaeyoung... ¡eres una pervertida!

-No es cierto, bueno quizá un poco. Pero no puedo resistirme con alguien tan linda como tú.

-Y yo no puedo resistir al ver como tus mejillas se enrojecen por decir algo así.

Aquí voy de nuevo, mi cara se puso roja como un tomate, aunque probablemente ya llevaba un rato así. Mina reía de forma dulce al ver mi reacción mientras me hacía señas para que me sentara a su lado. Nos quedamos juntas en silencio esperando a que el sol secara nuestras ropas. El simple hecho de saber que de verdad estaba a mi lado hacía que mi corazón se acelerara, como si pudiera percibir todos los movimientos de su cuerpo; desde el ligero crecimiento de su abdomen al respirar hasta la suavidad con que cerraba sus ojos al parpadear.

Mina se recostó en mi regazo y comenzó a quedarse dormida, yo acariciaba su cabello impresionada de lo sedoso que era. La belleza de Mina debe ser capaz de cautivar a cualquiera, he llegado a pensar que debería estar en un museo para que todos puedan apreciarle, pero la egoísta Chaeyoung de mi interior prefiere que seamos sólo ella y yo para siempre. Dejé que Mina tomara una larga siesta y finalmente la desperté con un suave beso en su frente.

-¿Quieres conocer mi casa, Chaeyoung?

-¡Claro qué sí!

-¿Vamos caminando o prefieres aparecer allá?

-Caminando. Espera... cómo ofreces aparecer en tu casa; ¿dónde estamos exactamente?

-Pues dentro de tu espejo Chae, dónde más.

Ahora que lo escuchó es lógico pero sigue siendo difícil de creer. Mientras yo estoy aquí con Mina, al otro lado del cristal de mi mueble hay un cuerpo pudriéndose, el cuerpo que una vez fue mío. Con una imagen no muy tranquilizante en mente, comencé a caminar junto a Mina.

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