Capitulo 62

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- ¿Estás segura? - Le pregunté como por décima vez. Tris respiró irritada.

- Sí, estoy segura. Lo llamé más de veinte veces pero no me contesta y tampoco fue a la escuela. Así que no sé en donde está. - Seguí caminando en círculos en el patio delantero de los Vélez mientras Zabdiel me observaba con los brazos cruzados. Tomé mi frente y la froté esperando poder disipar mis pensamientos y preocupaciones. - Pero no te preocupes, ya ha hecho esto unas cuantas veces, las primeras me preocupé al igual que tú, pero luego él me explicó que de vez en cuando se va a visitar a su tía enferma en no sé dónde, y que no me avisa porque siempre surge de imprevisto. - ¿En serio Tris se creía la historia de la tía enferma, o sabía hacerse muy bien la tonta? - Llama a su madre, si no me crees.

- Sí confío en ti, es sólo que me parece tan extraño que... Haya desaparecido así... - Claro que me parecía raro porque yo en realidad sabía en dónde estaba. Aunque no confiaba en Mason, y como Christopher había dicho, tal vez era una trampa para que le demos lo que quería. Y ni siquiera sabía qué era eso.

- Oye, yo no soy la novia. Deja de preocuparme a mí, ¿de acuerdo? Si puedo hablar con él le diré que te volviste completamente loca buscándolo y me aseguraré de que te llame a pesar de que sea la última cosa que se le ocurra hacer. - Me quedé quieta en mi lugar y miré al cielo, que estaba más nublado de lo normal. Temblé por el frío y un rayito de luz que se escapaba entre las nubes me iluminó a mí sola, como si Dios estuviera llamándome. Le sonreí a Zabdiel que ahora estaba sentado mirando al cielo.

- De acuerdo. - suspiró - Cambiando de tema, ¿con quién irás a la fiesta de Halloween?

¿En serio Tris? ¿En serio?

- ¿Qué fiesta de Halloween? - Fruncí mis cejas sin poder creerlo.

- La que organiza la escuela. ¡OH POR DIOS! - Gritó y tuve que alejar el teléfono de mi oreja para no aturdirme, aunque fue imposible. - ¡TENEMOS QUE CONSEGUIR DISFRACES! ¿Qué tal enfermera y sirvienta?

- Adiós Tris. - Sonreí mientras revoleaba los ojos.

- Pero... - Le corté antes de que siquiera pudiera poner alguna estúpida excusa y caminé hasta Zabdiel, mientras el pequeño rayo de luz me seguía. Obviamente desapareció cuando me senté junto a él.

- Tris no sabe en dónde está Johann. - Zabdiel miró al horizonte y tiró el aire que tenía dentro de sus pulmones mientras una nube blanca se formaba por el frío que estaba comenzando a hacer. - ¿Podrías dejar de hacer que hiele jodidamente tanto?

- Puedo controlar los elementos, no el frío. - Me acerqué un poco más a él para mantener el calor. - Una cosa es correr o hacer que aparezca una nube, que es agua en estado gaseoso, y otra cosa completamente diferente es el frío. O el calor. Hago lo que puedo. - Suspiré cansada conmigo misma.

- Lo sé, es sólo que... No puedo evitar pensar que todo esto es culpa mía. - Observé cómo Zabdiel juntaba sus cejas, confundido. - Mason me atacó a mí en el bosque, y quería matarme a mí. Tal vez si lo hubiera hecho nos hubiese dejado en paz a todos.

- O sea, que todo esto es tu culpa porque no querías que te maten... ¡Eres tan mala persona ____ Brooks! - Sonreí y golpeé a Zabdiel en el hombro. - Vamos adentro antes de que te congeles. La calefacción si puedo controlarla. - Revoleé los ojos.

- Ja, ja. Qué gracioso. - Nos levantamos y entramos a la casa, en donde una repentina brisa de aire cálido me golpeó la piel y me hizo tener escalofríos. - Esto es mucho mejor. - Caminé con Zabdiel hasta la cocina, en donde Erick y Joel comían cereal y Gina limpiaba unos platos con mucha energía. - ¿Y cómo está? - Ella ni siquiera se volteó a verme. Parecía tan nerviosa que me ponía a mí igual.

Christopher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora