Capitulo 72

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Sentí un dolor agudo que me recorrió todo el cuerpo al aterrizar sobre algo completamente macizo. Al principio, pensé que había sido el piso, y que estaba teniendo una contusión y una hemorragia interna al caer directamente al suelo, pero luego, me di cuenta que las baldosas no podían moverse, y menos aún quejarse. Entonces abrí los ojos. Y juro que yo misma sentí cómo me ponía, primero, pálida como un papel, y luego, roja como un camión de bomberos.

Había caído sobre Richard. Pero no, 'caído', como Tris había caído sobre Johann. No. Yo tenía mi torso sobre su pecho y su clavícula se estaba clavando en mi teta izquierda. Supuse que en algún momento en el aire, había dado vueltas como una licuadora y había terminado así.

- Lo siento tanto. - Escupí en el momento en que él me miró con las cejas fruncidas.

Genial. Si Richard me odiaba antes, después de esto, él estaba planeando la manera de matarme.

Me puse de rodillas intentando alejarme de él lo más rápido posible, pero al parecer, no era únicamente mi torso lo que estaba sobre un suelo movedizo. Escuché un gemido y tos, al ponerme de rodillas. Mis manos estaban en el piso mientras Richard se levantaba y escuché cómo todos los chicos se quejaban y ponían caras. Miré hacia atrás mío y noté la cara de sufrimiento que Christopher estaba poniendo.

Al parecer, al caer y dar vueltas como una licuadora, la parte de arriba de mi cuerpo había aterrizado sobre Richard y mis cortas piernas habían sido las responsables del dolor intenso de Christopher. Porque no estaba apoyando mis rodillas en cualquier lado.

No. Porque como el universo me odiaba excesivamente , y mi suerte era tal vez, más mala que la de Tom, el gato de 'Tom y Jerry", o el coyote de 'El Corre-caminos', una de mis rodillas estaba en el fuerte y duro estómago de Christopher y la otra, estaba en su entrepierna.

Sí. Mi rodilla. En su entrepierna.

Podía imaginar mi cara aún más roja de lo que estaba cuando salté hacia atrás, liberando a Christopher de su increíblemente agudo dolor.

- ¡Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento! - Repetí, una y otra vez. Me arrodillé junto a él, que tenía los ojos cerrados, y tomaba la parte más sensible del cuerpo con sus manos. Rodó en el suelo, quejándose, quedó de rodillas al suelo, y sosteniendo su torso con su cabeza. Era una posición extraña, pero no podía quejarme. A mí todavía me dolía la teta izquierda por culpa de la traviesa clavícula de Richard. - ¿Estás bien? ¿Te lastimé mucho? - Christopher se arrodilló y me sonrió al ver que estaba preocupada.

- Estoy de maravilla. - Dijo, aún con la voz estrangulada. - Pero preferiría que salgamos de aquí para poder ir al médico, porque creo que se me rompió algo. - Me disculpé un millón de veces más mientras él se paraba con mi ayuda.

- Van dos, faltan tres. - Dijo Zabdiel. - Vélez, cuídense. ____ Brooks rompe huesos. - Lo fulminé con la mirada mientras notaba a Tris y Johann en el fondo de la habitación, en donde apenas alumbraba la luz. Supuse que buscaban la ventana que daría paso a nuestra libertad. O tal vez sólo un lugar más oscuro para poder besarse sin que nadie los viera.

- Esa fue la peor caída en toda la historia de las caídas. - Erick arrugó la cara, y mi cerebro sólo afirmó que era más torpe de lo que pensaba.

- Esa caída fue incluso peor que aquella vez cuando saltaste del tejado de casa porque creías que te habías convertido en el hombre araña después de que una araña te había picado. - Intenté ni siquiera mirarlos porque sabía que la rabia y la vergüenza crecerían en mi cuerpo y sólo había una respuesta para esa ecuación.

Golpes.

- Está cerrada. - Dijo Tris cuando todos nos acercamos a ellos. Johann había intentado arrancar las bisagras, pero eran tan pequeñas que sus gigantescas manos no habían podido sostenerlas por más de diez segundos.

Christopher Donde viven las historias. Descúbrelo ahora