(1) Inesperado

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Sonriente y soñadora, quizá con algo de carácter, para algunos insoportable, mientras que otros disfrutaban de su forma de ser (algo oscura y peculiar), al igual que de su extraño humor, enfocado en una sociedad que ella no entiende ni llega a aceptar del todo. A pesar de todo, de su sinceridad (una sinceridad demasiado directa), de su rebeldía contra lo que todos consideran "correcto", rebeldía por la que ella es apartada y discriminada, de sus gustos, su apariencia de persona fuerte... a pesar de todo eso, como bien sabréis, toda sonrisa esconde un vacío. En unas sonrisas este vacío es más intenso que en otras y esta, no va a ser una  excepción.

Esta historia la contaré desde el interior de su cabeza y no desde fuera, seré ella, viendo cada detalle que no pueda ser percibido por cualquiera, y hoy, las paredes de su interior están pintadas de color gris. Un gris tan oscuro que se acerca al negro, un color liso, triste, aburrido... está llorando.

El viento que habita en su interior, enfriando sus pensamientos, ha soplado tan fuerte que logró que se derrame la reserva de lágrimas que ansiaban escapar. Hoy el viento, frío, no era un viento cualquiera, era un viento causado por una importante pérdida para su vida, la de quien ocupaba su corazón. ¡Qué forma tan horrible y precipitada de romper!, fue tan desagradable... Es viento de necesidad, de necesidad de alguien, de alguien que no está. Ese que te crea una sensación que se balancea insegura entre el dolor y el miedo, se siente sola, lo único que le hacía feliz se ha ido, su único apoyo y refuerzo frente a todo lo que en su vida estaba pasando.

Hoy no ha comido, del mundo no quiere saber nada, está tan decidida a cometer locuras... no lo merece, nadie lo merece. Ahora su interior está pintado de rojo, un rojo sangriento, un rojo que mostraba dolor, sufrimiento... Sopla el viento de los recuerdos, de los malos recuerdos, ese que te envuelve en un manto de frío y sin dejarte escapar se alimenta de tu dolor, tu terror, tus buenos recuerdos, te ata y te ahoga, te hace sentir que ya no tienes nada. El color de su interior se vuelve morado, un morado triste, oscuro, está soñando.

Qué tensión en aquel sueño, siente que se va, que se queda en silencio, que es de hielo y aun así se quema. Sueña que él la miraba, sin hablar, solo observaba. Exactamente no sabe donde está, es una casa. En ese momento, durante su sueño, recuerda aquel texto que recibió de quien un día fue su mejor amigo, advirtiendo que esto pasaría, que en algún momento se iría, pues a él nunca le gustó cómo era, pero, ¿quien imaginaría que sería de esta forma? En aquella conversación que tuvo con su antiguo mejor amigo, él, su antiguo compañero, destacaba y no cesaba con echar en cara lo que para él solo eran "tonterías", sus cortes, su autolesión, sí, los de ella, sin embargo desconocía el sentimiento y el "por qué" que la llevaba a hacerlo.

Acoso, golpes, miedo... el hecho de sentirse incomprendida y no poder dejar de dañarse a sí misma, alejó a su amigo, pues fue incapaz de hacer caso a sus consejos.                                                                                        

Ahora el sueño se oscurece y aparece la silueta de quien ella esperaba ver, estaba en unas escaleras las cuales no sabía de dónde habían salido, oía como la llamaba una voz que le resultaba familiar. Efectivamente, era él, la persona que ama, su hilo, su único apoyo. Sus palabras de despedida se repetían, esas que tornaron en un principio su interior a aquel color gris, gris de necesidad, de necesidad de alguien, de alguien que no está.

Se volvía blanca, pálida... y subiendo las escaleras iba dejando pequeños rastros de lágrimas. Quienes la rodeaban conocían sus intenciones, buscaba la muerte, su muerte, no era feliz y dependía de un hilo, el único que la sujetaba. Ese hilo se ha cortado. Arriba, junto a una especie de vacío, se sentó a esperar. Quería que él reapareciese y que todo, desde un principio, desde que dijo adiós, fuera lo que es en estos momentos, un sucio sueño.

Parece ser que ya ha despertado. Su interior es azulado, pero es un azul nostálgico, un azul que trae recuerdos, el azul era su color favorito, el de ambos. Ahora el viento quema, escuece, abre heridas, se mete en las cicatrices y prende una llama. Llora de angustia.                                 
Se sienta junto a la chimenea, contemplando un viejo álbum que después fue quemando foto a foto... delira y a su vez, escribe el nombre de su amado con la sangre de sus brazos, deseando que siguiera a su lado, que nunca se hubiera marchado, que como mucho hubiera sido tan solo una ruptura, una simple ruptura  y no lo que en realidad fue...

Quema una nota mientras se duerme lentamente, quizá un instante o quizá para siempre. Nota que decía:

"Ahora estaré contigo, pues no estuve a tu lado cuando ocurrió el accidente".

MicrorrelatosWhere stories live. Discover now