Las clases transcurrieron lentas, pero apenas lo noté porque no podía dejar de pensar en esos penetrantes ojos dorados y en lo que el dueño de estos me había hecho sentir sin apenas hablarme ni tocarme.
La hora de la comida llegó y Hannah y yo fuimos a sentarnos a nuestra mesa, junto con Luke e Ethan.
Luke era algo así como mi mejor amigo, e Ethan era el novio de Hannah.
Eran completamente diferentes, pero siempre que tenían alguna discusión lo arreglaban en seguida. Si alguna vez pude dudar de que el amor existiera, las dudas que tuviera se habrían extinguido al ver cómo esa pareja de tórtolos se miraba.
Eran realmente adorables.
-¿Ya conocieron al nuevo?-Dijo Hannah dándole un tierno beso en los labios a su novio mientras se sentaba a su lado.
-Sí, está en el equipo de fútbol americano con nosotros, pero creo que es un curso mayor.-Respondió este pasando su brazo izquierdo por los hombros de mi amiga.
Ya tenía más información sobre ese misterioso chico, si Ethan y Luke eran un año mayores que nosotras, él lo era dos, por lo tanto tenía 19 años.
Siempre supe que las matemáticas me servirían para algo más que solo para darme dolores de cabeza.
-Y hablando del rey de Roma...-Dijo Luke, el cual estaba sentado a mi lado-por la puerta asoma.-Terminó de decir y giré mi cabeza hacia la puerta encontrándomelo ahí, caminando como si el mundo fuera suyo, con un poder y una elegancia que me hicieron temblar.
Paseó su mirada por toda la sala, hasta llegar a mí, yo no aparté mi mirada, aunque tenía ganas de hacerlo, ese chico me imponía demasiado.
-¡Eh, Darkblood!-Exclamó uno de los jugadores del equipo de fútbol americano, por lo que mi chico de ojos extraños se dirigió a él apartando su mirada de mí.
Un momento, ¿he dicho mi chico?
-¿En serio? ¿Qué clase de apellido es Darkblood?-Inquirió mi mejor amiga.-, ¿el de un asesino en serie?
-No, pero sí el de uno de los mejores jugadores del equipo.-Dijo Luke con un tono de admiración.
-¿Ya le habéis visto jugar? Pensé que acababa de llegar.-Dije yo.
-Sí. Bueno, vimos las pruebas que hizo para entrar al equipo, las superó todas dejando nuevos récords prácticamente imposibles de superar, es jodidamente rápido, y tiene nuevas tácticas realmente buenas que nos pueden servir contra los rivales de otros institutos; Blake Darkblood, sin duda, será de gran ayuda para ganar el campeonato regional de este año.-Esta vez habló Ethan. Hannah lo miró con un brillo divertido en los ojos.
-Vaya, igual debería empezar a preocuparme de si me vas a dejar por él.-Bromeó.-Aunque creo que a nuestra pequeña amapola le molestaría más que le robases al novio.-Dijo.
Yo me atraganté con mi comida y Luke me dio golpecitos en la espalda para que se me pasara.
-Que te den, capulla.-Le dije con voz entre divertida y amenazadora.
Ella se llevó la mano al pecho y fingió que se desmayaba haciendo reír a todo el grupo.
Miré la hora y la que casi se desmaya fui yo. Eran casi las cuatro, si no me daba prisa llegaría a tarde a los entrenamientos, cosa que haría enfadar a mi entrenadora, y de verdad, la Sargenta enfadada, daba miedo.
Me despedí de mis amigos y corrí a mi taquilla para dejar mi mochila ahí y cambiarla por mi bolsa de rítmica.
Revisé mi móvil antes de entrar a los vestuarios femeninos que estaban dentro del pabellón y encontré un mensaje de mi madre en el que decía que mi padre no podría venirme a buscar a la salida porque tenía una reunión muy importante con el director del conservatorio, y que ella se quedaría haciendo el papeleo de la academia de baile por lo que tampoco podría.
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Luna Creciente.
RandomLa vida de Odette Holder es sencilla. Instituto por la mañana, entrenamientos por la tarde. Pero todo eso cambia cuando una noche se adentra en el bosque justo cuando la luna llena estaba en lo alto.