Capítulo 3.

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Ese día me desperté antes de lo normal, así que me permití el lujo de darme un baño en vez de ducharme como de costumbre.

Al salir del baño, me rodeé el cuerpo con una toalla dejando que mi rubio pelo bajase por mi espalda mientras goteaba.

Cogí otra toalla para quitarme el exceso de humedad del pelo, y una vez que estuvo casi seco, lo dejé que se moviera libremente por mi cuerpo.

Me puse un sujetador negro con detalles de encaje y unas braguitas a juego, no era que fuese a quedar con alguien, sino que los días que no tenía entrenamiento, me gustaba llevar ropa interior más sexy.

Salí del baño sin toalla, ya que estaba "vestida" y tenía puesto el seguro en la puerta de mi habitación.

Me puse la radio y empecé a mover las caderas al ritmo de la música mientras me ponía una camiseta negra de manga corta que había sido de Tyler, y que por tanto, me quedaba grande.

Me puse unos vaqueros ajustados y mis zapatillas negras.

Salí de mi habitación y bajé a la cocina encontrándome con mi madre.

-Buenos días.-Le dije con voz cantarina.

Ella me miró divertida.

-Alguien se ha levantado con el pie correcto.-Dijo, a lo que yo me reí.

-Buenos días, melodías.-Dijo mi padre entrando por la puerta.

Desayunamos entre risas y cotilleos y una vez que terminamos subimos todos a terminar de asearnos.

Subí a mi habitación y entré al baño. Me fijé en que la ventana estaba abierta pero no le di importancia. Me lavé los dientes, me apliqué vaselina en los labios y rímel en las pestañas para resaltar el color verde de estos.

No solía maquillarme mucho en días de diario, y mucho menos los días que entrenaba.

Salí del baño y cogí mi mochila junto con mi móvil.

Cerré la ventana y salí de la habitación. Bajé las escaleras y me encontré a mi padre esperando en la entrada.

-¿Vamos?-Me dijo cuando llegué a su lado. Asentí salimos de casa despidiéndonos de mi madre con un grito.

Entramos al coche y fuimos hablando de camino al instituto de cosas absurdas o sin importancia. Cuando llegué me despedí de él con un beso.

Entré al instituto y me dirigí a las taquillas. Cogí los libros que necesitaba y los metí en la mochila.-

-¡Hola!-Exclamó Hannah cuando llegó a mi lado, me dio un beso en la mejilla. La saludé con una sonrisa, el pasillo fue llenándose cada vez más. Hannah me empezó a contar no sé qué sobre un partido que se jugaría esta tarde-...Y, mira, ahí está tu Romeo.-Dijo señalando la puerta. Me giré hacia ella y me encontré con él. Me estaba sonriendo, pero no era una sonrisa arrogante como la de ayer, sino que era tierna y tenía un brillo de emoción en sus ojos. Avancé un paso, quería hablar con él, pero me frené en seco al ver a un segundo chico entrar por la puerta. Tenía el pelo algo más claro que el de Blake era un poco más bajo y menos fuerte que él. Saludó a Blake con apretón de manos y se sonrieron. Parecía que Blake le estaba animando a hacer algo. El chico suspiró y Blake me señaló con la cabeza.

-No me lo puedo creer.-Dijo Hannah a mi espalda. Todos los alumnos que antes estaban hablando, se callaron en cuanto el chico rubio me miró con sus ojos verdes idénticos a los míos y a los de mi madre.

Ahogué un grito y me tapé la boca con la mano. Una lágrima se deslizó por mi rostro.

Ahí estaba él, Tyler.

Luna Creciente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora