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Antes de comenzar, quiero aclarar que los nombres de los lugares no son más que inventos míos. Ninguno se llama de esa manera, y ninguno obviamente existe. Así que cualquier parecido a la realidad es mera coincidencia.

Lo que este entre guiones - son cosas que ella piensa en el presente. Todo se ira acomodando poco a poco.

Las canciones son de las Ha Ash.

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Con tan solo verte a mi lado tenerte,

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Con tan solo verte a mi lado tenerte,

el miedo a la vida se desaparece,

Y estaba escrito así.

Y me voy directo al sol.

Para dar, darte luz y calor.

Años antes...

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Dicen que si hubiera sido un poco más inteligente, o si lo hubiera pensado dos veces más, quizás mi corazón no estaría tan lastimado como ahora...

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—¿Me das permiso? —pongo carita de ángel, siempre funciona.

—Esta bien, puedes ir pero por favor, Kasia no vayas a beber, sólo a bailar y te regresas.

—Estaré con mis tíos, no te preocupes, mami. 

Genial, obtuve el permiso. Contenta le doy besos tronados a mi mamá por todo su rostro hasta que intenta quitarme riendo. 

—Ya, ves a cambiarte que después se te hará tarde.

Me voy contenta hacia mi habitación, abro mi closet buscando la camisa de cuadros rojos y azules, si quiero que volteen a verme la necesitare. Me coloco un pantalón azul y unas botas largas color café. 

Suspiro.

—Te ves bien, Kasia Shirley, te ves bien -digo observándome en el espejo.

Tomo unas sombras de mi cosmetiquera y las aplico en mis ojos, después veo un lindo lápiz labial rojo poniéndolo en mis labios sin dudar. 

Iré a un quince-años lejos del pueblo, todos los años en tiempo de vacaciones (por la noche) hay fiestas y muchas personas que asisten de diferentes pueblos. En este caso iremos al pueblo de Green Land, no es que la tierra sea verde ni mucho menos sino que la leyenda cuenta que los habitantes que cuidaban  y gobernaban ese pueblo lo hacían matando, pero no mataban personas, asesinaban a seres malignos con sangre verde, así que ese pueblo es llamado de esa manera por la tanta sangre verde que fue derramada. 

En fin, yo iré a un baile que se encuentra exactamente dentro de ahí. Espero que este bueno ese baile porque estuve trabajando en el tomate como mensa para conseguir este día y este permiso. A ese baile ira mi sobrina Sally, mi hermano James, mi cuñada y yo, Sally y yo somos muy amigas porque tenemos casi la misma edad aunque seamos tía y sobrina. Ambas contamos con casi 17 años de edad, así que no estamos tan viejas.

—Kasia, te cuidas mucho. No te separes mucho de tu hermano —dice mi mamá. Voltea a ver a mi hermano James. —Cuídamela, James.

—Mamá, ya ha ido a bailes con nosotros. No te preocupes, le echaremos un ojo a las dos.

Sally me mira y sonreímos con complicidad. Soy la más pequeña de mis seis hermanos, sí leyeron bien, seis hermanos. Mi mamá se caso muy pequeña con mi papá, así que el resultado de eso fueron tres hijos y tres hijas.

—Kasia, Sally, quiero que ustedes no se separen, ¿de acuerdo? Ya saben como se pone, si hay mucho borracho comienzan con sus peleas y prefiero que estén juntas si se llena mucho y no nos ven. 

Ambas asentimos con la cabeza. No lo recordaba, como dije antes, son muchos pueblos los que asisten a una celebración. Aquí la invitación de una boda o un quince años es para todo aquel que sepa de ello, así que si esta muy bueno el baile, más gente asistirá y si más gente asiste más cerveza venden y si hay mucha cerveza todos los hombres adictos al alcohol vienen. Por lo tanto, todas las muchachas deben tener cuidado de los borrachos, y de los conscientes, nunca sabes con que tipo de persona te puedes topar.

Después de cuarenta minutos de viaje, llegamos a Green Land. Hay mucha tierra, mis botas se hunden al tocar el suelo. Tomo la mano de Sally y salimos, nos vamos detrás de James y May, procurando no caernos de boca de tanta tierra que hay. El sonido de la banda se escucha fuerte, tan fuerte que retumba en mis oídos y temo quedarme sorda, de tanto caminar buscando un espacio cerca de la pista de baile (si es que se le puede llamar así) nos detenemos cerca de una señora que tiene un bebé. 

—¡Hay mucha gente! —nos grita James.

—¡Lo sé! —le contesto.

No sé ni como moverme pero encuentro un hueco llevándome a Sally para estar más cerca de mi hermano. Nos quedamos ahí, de pie, esperando que alguien nos invite y sólo vemos a los demás bailar para criticarlos al día siguiente. 

De pronto, hay cambio de canción. Es una de mis favoritas. Mi amuleto eres tu, de Vagón Chicano. Quiero bailarla pero no hay con quién... entonces, por arte de magia o por alguna decisión del destino, un chico camina hacia a  mi. Me ofrece su mano preguntando si acepto bailar, volteo a ver a mi hermano casi diciéndole que ya me voy, asiento la cabeza a el chico y voy  con él. 

Me toma de la cintura, pongo mi mano en su hombro izquierdo y juntamos nuestras manos, y bailamos. Sólo bailamos, mi canción favorita.

—¿Cómo te llamas? —pregunta con su voz grave en mi oído.

—¡Kasia! —grite. 

De acuerdo, creo que lo dejare sordo.

—Yo soy Jim.

Lindo nombre. 

—¿Quieres bailar la que sigue?

—¡Depende!

—¿Depende de qué?

—¡De que si la que sigue me guste como esta!

—Malditamente espero que te guste.

Vale, eso hizo que mi corazón latiera un poco más fuerte de lo que debería y agradezco a Dios que la música retumbe mis oídos porque quiere decir que es imposible que él sea capaz de escucharlo.

Los de la banda se detienen para continuar con su otra canción, es la de Mi necesidad, de Vagón Chicano. Admito que es un chico con suerte, aunque si la siguiente canción no me hubiera gustado hubiera mentido.

—¿Te gusta la canción?

—¡Es una de mis favoritas!

Se ríe, una linda risa. —¡No grites tanto! Te escucho, Kasia.

Sonrío. —¡Lo sé!

Y continuamos así, bailando todas las canciones de Vagón Chicano, hasta que nos cansamos. Hasta que nuestros pies ya no respondieron.

—Supongo que esto es un adiós.

—Podría ser un hasta luego, ¿vas a muchos bailes?

Por favor, di sí.

—No, pero iría a todos con tal de verte de nuevo.

Me sonrojo un poco. —Quiero verte de nuevo.

—Entonces ahí estaré.

—Te buscare, Jim.

—Te buscare, Kasia.

Hermoso CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora