No existe tiempo perfecto.
Ni tampoco lugar.
Nada que haga más fácil.
Lo que vas a escuchar.
Estoy loca por un beso tuyo.
Semanas después...
—¡Sally, baila conmigo!
—Sí, vamos —dice pero luego lo piensa mejor y le habla a James por el oído y le cuenta, asiente dándonos un permiso.
Bailamos una canción, luego otra, y otra...
—Señoritas —dice una voz desconocida colocando su mano en el hombro de mi sobrina.
—Kasia —habla la voz grave que sí conozco.
Mi respiración se detiene, había podido dejar de pensar en su voz y ahora va y me habla. Me toca el hombro para que me separe de mi prima.
—¿Quieres bailar conmigo? —pregunta Jim.
—Mi...
—Estará bien, él es mi hermano David.
—Oh.
Me quedo sin palabras cuando toma mi cintura y me toma la mano.
—¿Qué te pasa? ¿Me has olvidado?
Nunca.
—¡Y-yo, creí que me olvidarías!
—Nunca.
Mis ojos se traban en lo suyos, por un largo tiempo, mientras bailamos.
—¿Ella es tu hermana? —pregunta interesado.
—¡Mi sobrina!
Abre los ojos como platos. —¿Es de tu edad?
—¡Un poco!
Ríe. —¡Deja de gritar!
Me sonrojo. —Lo siento.
—¿Llevas mucho tiempo aquí? Mi hermano tardo mucho en vestirse.
—No tanto, mi casa esta a unos metros así que no tarde en venir.
Asiente con la cabeza.
—¿Con quién vienes?
—Mi mamá, viene a ver quién baila ridículo, y con mi hermano.
Se ríe. Me gusta hacerlo reír. —Interesante. ¿Cuántos años tienes, Kasia?
—16.
Frunce el ceño. —Tengo 15.
Abro los ojos en respuesta. —Eres más niño que yo.
Rueda los ojos. —Sólo es un año, aunque... ¿cuantos años vas a cumplir?
—17.
—Demonios, me llevas por un año.
—Ay, no. Me acusaran de asalta cunas.
Da una carcajada. —Eres graciosa.
—¿Me hablas por payasa? Gracias.
—No, porque estas muy linda esta noche.
¿Así cómo quieres que no me enamore?
—Señorita Kasia, en otra oportunidad... ¿podré tener el honor de verla de nuevo?
Mi corazón se hincha de emoción en respuesta. Hasta quiero besarle ahorita mismo.
—Sí usted lo desea, aunque tengo que recordarle el hecho de que usted es menor que yo. ¿Eso se clasifica como un delito? ¿O aún no?
Sonríe. —Pues aún no tiene dieciocho, por lo tanto creo que es absolutamente correcto que ambos tengamos la oportunidad de conocernos. No nos vamos a casar, ¿o sí?
¿Eh?
—¡No! Digo, por supuesto que no.
—Es un trato, pero no me abstengo de que esa pregunta salga de mi boca algún día.
Frunzo el ceño con extrema extrañeza. —¿Qué pregunta?
—La de "¿puedes casarte conmigo?"
Me reí ante tal locura. —Imposible.
—Nada en esta vida puede ser un imposible.
—Tal vez sea la primera en tu vida.
—No lo...
Alguien lo interrumpe. Ese alguien es James. Siempre rompiendo...
—Te habla mamá.
Oh, vaya.
—Lo siento, tengo que...
—Lo entiendo.
Me sonríe, pero se ve como forzada. Creo que no le agrado que nos hayan interrumpido. Le digo adiós con la mano cuando James me lleva arrastrando con todos, al parecer se pusieron de acuerdo en irnos.
—Ya es hora, hija. Es que unos borrachos andan que se quieren pelear y no vaya ser la de malas —me explica mamá. Ve a James y le pregunta. —¿Ya sabes dónde está Sally?
Asiente con la cabeza. —Ya está en el carro.
—Bien, lleva la silla, cariño.
—¿Puedo...? Mamá, ahorita vengo.
Con el corazón acelerado me voy corriendo hacia donde él estaba pero no lo veo, los busco y lo busco. Quería despedirme bien de él, quería...
— ¿No estabas con tu mamá?
Su pregunta me asusta haciéndome saltar, volteo para estar cara a cara y ahora sí estoy sonriendo. Necesitaba decirle adiós como se debía.
—Yo... —sin dudarlo lo abrace fuerte, me separe y le di un beso en la mejilla. —Hasta luego, Jim.
—Espero que en la próxima sea en los labios.
Me sonrojo, sin embargo una parte de mí también desea que sea en los labios algún día. Me regresa el beso en la mejilla pronunciando. —Hasta luego, hermosa.
Esta vez me voy con el corazón acelerado por otra razón desconocida, corro hacia dónde está mi familia, cojo la silla y a mi mamá del brazo para regresar a casa.
Supongo que la campana siempre sonara en cada baile que tenga con mi príncipe azul, pero haré lo que este en mis manos para despedirme de él con un beso.
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Hermoso Caos
RomancePodría ser una historia de amor, como también podría no ser una historia de amor. Cuando tenía los ojos cerrados la historia era muy bonita, digna de un cuento de hadas. Todo era de colores muy llamativos, de sentimientos mutuos, de una vida que er...