El teléfono da un par de tonos antes de que alguien que obviamente no es él, conteste al otro lado de la línea. –Buenos días, ¿quién es? – saluda una voz femenina y dulce
Intento hacer un repaso rápido de todas las amigas y ex parejas de Rick y ninguna me encaja en el perfil de esa voz, así que aún sintiendo las ganas de colgar, consigo apaciguar un poco mis nervios antes de responder, ya que por lo que parece ser, él ha debido de borrar mi número de su agenda.
-Buenos días soy Kate… una amiga de Richard – respondo tomándome unos segundos para presentarme. Escucho como se hace un incómodo silencio al otro lado de la línea y me muerdo el labio inferior mientras pienso en si volver a hablar para asegurarme de que no hayan colgado.
-Perdone señora, ya estoy de vuelta – oigo de nuevo al cabo de unos cuantos segundos decir a esa voz que todavía me resulta desconocida – el señor no está en estos momentos y no sé cuando vuelva, ya que además ha olvidado el móvil en casa. ¿Quiere que le deje algún recado de su parte?
Trago saliva. Al final el rato tan incómodo que estoy pasando no va a servir para nada, podría dejarle el recado a esa mujer, pero creo que el tema es lo bastante relevante como para ser yo la que lo hable con Richard sin intermediarios cuando ambos encontremos un hueco en nuestras respectivas agendas. Así que lo único que le digo, es que le haga saber a Castle que le he llamado y que por favor se ponga en contacto conmigo tan pronto pueda.
Nos despedimos y agradeciéndole la amabilidad y el trato que me ha proporcionado, cuelgo bloqueando la pantalla y dejando el móvil en una esquina de la mesa junto al ordenador.
Ordenar el papeleo almacenado de hace varios meses, me lleva mucho más tiempo del esperado y cuando vuelven los chicos, todavía me queda una quinta parte del fajo que me han dejado preparado esta mañana.
Ryan se acerca y me saluda cariñosamente cogiendo una silla y una de las carpetas, y ayudándome, me pone al día sobre el nuevo caso que tienen entre manos. Intento escucharle, pero mi mente está perdida en sus propios casos abiertos y todavía sin cerrar, así que me dedico a asentir de vez en cuando hasta que se da cuenta y me invita a comer. Por supuesto rechazo la invitación, no porque no tenga ganas, que la verdad es que sí que las tengo, sino porque sé que lleva unos cuantos días sin poder sacar prácticamente tiempo para estar con Jenny y Sarah y porque aunque delante de mí lo niegue, las echa en falta.
-¿Seguro que no quieres que nos vayamos a comer a ese restaurante chino que tanto te gusta?
Esbozo el amago de una sonrisa y me incorporo a la par que lo hace él, empujándolo suavemente hasta el ascensor – Seguro pesado.
Entreabre la boca sorprendido con mi respuesta, aunque sonríe igual y cuando van a cerrarse las puertas del ascensor las frena colocando una mano mientras asoma la cabeza – oye estoy pensando ¿y venirte a comer a casa? Sabes que Sarah está como loca contigo y estoy seguro de que Jenny querrá verte…
Rio – aligera si no quieres irte con una patada en el culo
Consigo que se cierren las puertas y al girarme veo a Esposito mirarme con el semblante serio y afligido al mismo tiempo
-Lo he visto Kate – es la única información que me da. Y lo cierto es que no me hace falta más para saber de qué me habla. Acorto los escasos centímetros que nos separan y le ofrezco mis brazos fundiéndonos en uno de nuestros cortos pero intensos abrazos.
Nos separamos y le miro a los ojos – eh, ¿piensas dejarlo ya?. No ganas nada auto machacándote a base de imágenes que sólo te hacen daño– le digo acariciándole suavemente la mejilla.