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No dejes que la luz se apague.

Cuando se apaga los ojos se cierran,
la oscuridad invade, te calla,
te manda a dormir y no te sonríe.

Pero ¿que importa? si lo único que necesito es tu sonrisa.

¿Que importa? si lo único que necesito es que me mires.

Soñar con vos no es fácil, porque siempre me despierto.

Pensar en vos no es fácil, porque siempre me doy cuenta que no pensas en mi.

Imaginar de vos no es fácil, porque siempre tengo que volver a la realidad.

No dejes que la luz se apague.

Porque cuando se apaga aparecen los recuerdos, aparecen las pesadillas, las vergüenzas, las lágrimas, las sonrisas melancólicas.

La almohada te recuerda esos gritos que ahogaste en ella, la sabana te recuerda la lágrimas que secaste con ella.

Nadie pensaría que yo lo haría, nadie pensaría que esa que no habla mucho, la que es blanca como la nieve y sus pupilas dilatadas tanto miedo te dan,  podría pasar sus noches pensando en que hizo mal.
En que falló, que palabra lo arruinó.
Llorando sin consuelo en la soledad de las tres de la mañana.

Porque a esa hora las lágrimas salen solas.

Con la luz apagada.

No dejes que la luz se apague.
Porque vamos a llorar.
Vamos a reír.
Vamos a mostrar.

Y sabemos que no podemos ser así hoy.
Tenemos que ser falsos, de plástico.
Con una mascara.
Así como si no fuéramos lo que somos.

Personas. 

No mucho.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora