Blue Door {Klaus Mikaelson}

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LA PENA DE KLAUS

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Aseguras ser abnegado, ser una criatura que solo piensa en la alegría de sus hermanos antes de la suya.

Lo eres, pero ¿Alguna vez pensaste en que no eres el único que perdió la oportunidad del amor verdadero?

La diferencia entre tú y él es que él si lo notó. Un acto desinteresado que tu hermano Niklaus hizo fue ocultar que ese amor existió para que ustedes no sintieran compasión por él.

¿Realmente nunca se habían preguntado por qué Klaus era tan reservado? ¿Por qué siempre temía quedarse solo? ¿Por qué al principio no quería aceptar que sería padre? La respuesta es simple y dolorosa.

Ya hablamos mucho de ti, Elijah, ¿Por que no hablamos por una vez de tu hermano Niklaus?

Comencemos la historia marcando las diferencias claras: Elijah ama a las mujeres fuertes, rutas y rebeldes. Niklaus, aunque no lo diga, sueña con ser el caballero de brillante armadura en el cuento de su amada.

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Su pecho dolía, todo dolía. Ella había hecho su elección y él había perdido ante su hermano mayor: Tatia escogió a Elijah a fin de cuentas, perdió a su amada.

Caminó hasta el bosque, era el único lugar donde se sentía a gusto, como si perteneciera a estar entre esos árboles y animales silvestres.

Se llevó las manos a la cabeza y comenzó a tirar de su largo cabello rubio, ¿Qué tenía Elijah que él no tuviera? ¿Porte de guerrero? ¿El "amor" de un padre? ¿Cabello castaño? ¡¿Qué?!

-Oye... -Escuchó una voz dulce que se acercaba de a poco y con pasos suaves. Levantó la mirada y se topó con unos ojos verdes encantadores. -¿Estás bien?

-No. -Confesó dejando en paz su cabello, se lo iba a arrancar.

-Duele, ¿No? -Niklaus frunció el ceño sin entender. -Duele ver que la chica de tu gusto se va con otro. -Explicó la chica, debía ser varios años menor que Niklaus, tal vez tenía la edad de Rebekah.

-¿A ti qué te importa? -Su respuesta infantil pareció divertirla.

-No me importa, solo curioseaba. -Otro paso y quedó frente a Niklaus. Solo era unos centimetros mas baja que él. -Era una pregunta, no una afirmación.

-¿Y tú quien eres? -Obviamente era parte de la aldea, pero nunca había cruzado palabra con ella. De hecho, si lo pensaba, jamás la había visto.

-Una persona que solo quiere saber si te sientes bien. -Ladeó un poco la cabeza y sonrió. Tenía una sonrisa hermosa, inocente como la de una niña.

-Ya te dije que no.

-Entonces ahora soy la persona que debe hacerte sentir mejor. -Dio un paso hacia atrás, como marcando la distancia entre los dos; probablemente en caso de que él llegara a atacarla, pero Klaus quiso creer que lo hacía para darle algo de espacio.